PUENTE ALMUHEY: He visto en tus ojos...

He visto en tus ojos
asomar la tristeza
de la derrota de una vida
avanzando con el cansado
y rendido paso
con el que caminan las almas
que se sienten vencidas.

Mirada perdida en un tiempo
ya pasado
que se recrea en los recuerdos
guardados
cuando creías que tu vida
era vida
dedicando sin reparo años, meses y días
en un trabajo que te quitaba todo
pero te regalaba nada
y tú no lo veías.

No viste nacer a tu hija
el trabajo te ocupaba
no viste nacer a tu hijo
el trabajo era lo que más importaba
no viste crecer a tu hijo
no viste crecer a tu hija
no supiste acompañar a tu compañera
en las risas, en los sueños
en las tristezas y desvelos;
‘había que traer sustento a casa
–te justificabas–;
‘debo mantener mi carrera profesional’
–te decías–;
‘debo crecer como persona ante los demás’
–te convencías–.

De qué vale el sustento
de qué valen las carreras profesionales
de qué vale el crecer como persona
si llegado a la meta
solo encuentras vacío
y tras romper con tu pecho
la cinta que marca tu llegada
tan solo el frío abrazo
de la soledad aguarda.

Miro enderredor
y de lo que fui ayer
–me dices–
hoy soy nada
no soy trabajador
no me han jubilado
me han apartado
me han robado tiempo
me han robado familia
me han robado sueños…
no he sido padre
no he sido amante esposo
vivo con los conocidos
más desconocidos
en lo que nunca fue mi casa.

Ya solo espero
aún me siento joven
y sin embargo
tan solo espero.

Me he sentado
en el último escalón de mi vida
y abrazándome las rodillas
apretándolas junto a mi pecho
espero que se agote mi tiempo…
escucho pasos a mi espalda
alguien se acerca en este silencio
puede que ya sea ella…
puede que sean mis nietos.