PUENTE ALMUHEY: ¿Qué diferencia...

¿Qué diferencia
hay entre este día
y otro cualquiera?
-se preguntó en voz alta
sentado a la orilla de la tarde
invitándose al silencio-
sencilla es la respuesta
que andas buscando
–le susurró el Viejo Roble
desde sus ramas más bajas–.

Déjame que te cuente
lo que a nadie jamás le he contado
–continuó–
y que sucedió hace muchos
muchos años.

Yo era un joven inquieto
de este viejo robledal
en el que todo se me antojaba lento
cuasi eterno
y cada mañana era igual a la anterior
y cada noche y cada tarde
las primaveras eran solo primaveras
y los veranos simplemente veranos
y los inviernos
¿Qué decirte de los inviernos?
Cada otoño
era un otoño más
y yo esperando impaciente
un año tras otro
esperando nada más.

Una mañana cualquiera
de un día cualquiera
de una primavera cualquiera
se posó sobre una de mis ramas
una joven mariposa
de bellos colores pintando sus alas
acomodándose entre mis hojas
y mirándome como solo miran las mariposas
con voz queda se dirigió a mi alma.

Ninguna mañana es igual
a la venidera
tampoco es igual a la que está por llegar
no hay dos primaveras idénticas
te lo puedo asegurar
Viejo Roble amigo
no me volverás a ver la próxima primavera
mi vida es efímera
mi vida no se cuenta por años
ni por estaciones
ni por anillos concéntricos
que se dibujen en mi interior.

Mi vida se cuenta por instantes
pequeños latidos
que me aproximan
al final de mi existencia.

Vive cada mañana
pues es única e irrepetible
como lo son las noches
y las tardes
como lo son los otoños
y las primaveras
como los son los días y las noches
como lo son y serán
los inviernos y los veranos.

Ya no soy la misma mariposa
que hace un instante
se acomodó entre tus hojas
mi vida se ha consumido
como se ha consumido parte de la tuya
no pierdas el tiempo viejo amigo
nada se repite
tus ojos ya no miran como miraban
mis alas ya no brillan como brillaban

Aún resuenan sus palabras
entre mis ramas
‘hasta siempre Viejo Roble’
viejo roble
yo que aún me creía joven
aquella lejana mañana
de aquel lejano día
de aquella lejana primavera
cuando la bella mariposa
acomodándose entre las hojas
de una de mis ramas
con voz queda
le habló a mi alma.

El joven leñador
se levantó junto al Viejo Roble
y observando el esplendor de la Naturaleza libre
decidido enfundó su afilada hacha
y cargándola sobre su hombro desnudo
susurró
volveré mañana
con mis manos limpias
con mis manos vacías
y seré yo entonces
quien responda a tu alma.