PUENTE ALMUHEY: Soy el afortunado padre...

Soy el afortunado padre
de dos hijas
de dos mujeres
de dos fantásticas personas
que anidaron en mi corazón
desde el preciso instante
que decidieron acomodarse en mi mente.

Son verano e invierno
una es el calor
que abraza el frío
la otra el frescor
que abraza el estío.

Una nació ayer
la otra nació mañana
y su sonrisa me recuerda
los sueños de la que ya vuela
y en su vuelo veo
el libre aletear de los pequeños sueños
de la que a vivir empieza.

Son diferentes
tan diferentes
que son completamente iguales
como lo son esas dos gotas de mar
que arriban con la marea
a la misma playa
como lo son esos dos granos de arena
que suave mece el viento
que dibuja las dunas del desierto.

Cuando están a mi lado
las miro
y las pienso y las sueño
y grabo sus gestos en mi memoria
con la paciencia del maestro orfebre
que mima sus joyas
como el más preciado regalo de la Naturaleza.

Cuando están ausentes
las sueño y las pienso
y las recuerdo
escucho sus voces en el silencio
mientras resuena el eco de sus ‘te quieros’
como si los pronunciaran
en este preciso momento.

Recuerdo
cuando entre mis brazos
se acurrucaban sobre mi pecho
y dormían
acompasando su corazón el mío
ya creció y es una mujer
está creciendo y aún es una niña
pero mi corazón palpita como antes lo hacía
y cuando quiero abrazar el suyo
convoco al silencio
me acurruco entre mis brazos
y así las tengo.

Soy el padre
de dos hijas
de dos mujeres
tan diferentes
que son completamente iguales.