PUENTE ALMUHEY: Vivía en un mundo gris...

Vivía en un mundo gris

donde los colores eran grises

y grises las luces y las sombras

y las primaveras

y la sonrisa de las gentes

y las palabras y los pensamientos.

Hacía mucho tiempo

que dejó de percibir los colores

y sus ojos entristecidos por la tristeza

habían perdido el brillo que la ilusión procura

cuando la vida se muestra ante ti

con sus verdades y sus mentiras

infinito arcoíris de esperanzas y desvelos.

Cuando todo parecía estar perdido

y su día a día

se había convertido en esperar su partida

la vida le regaló vida

cuando nació su pequeña

aquella tarde de una primavera gris

en la que los campos eran grises

y grises las amapolas y los girasoles

y el tiempo.

Al cumplir ella los tres años

el gris de él seguía siendo gris

y el azul y el amarillo y el verde

y grises eran los rojos y los violetas…

ella tomó su mano

y mirando con la luz de sus ojos

los ojos grises de él le sonrió

como nunca antes nadie le habían sonreído

y le dijo:

“voy a contarte el cuento del viejo dragón

que vivía en una cueva oscura y gris

y que tenía miedo de mirar”

y se lo contó.

Las palabras pintadas de colores

manaban de su pequeña boca

como mana el agua de los manantiales

cuando despierta la primavera

y los sentidos de él

volvieron a escuchar y a sentir

como nunca antes habían sentido o escuchado

y la luz retornó a su mirada

y la sonrisa regresó a sus labios.

Ya nada volvió a ser gris

ya nada dejó de ser todo

y todo fue ella.

Desde entonces cada noche

antes de acostarse ella

le cuenta un cuento a él

donde el viejo dragón

que tenía miedo a mirar

ya no vive en una cueva oscura y gris

sino bajo un arcoíris preñado de luz

al otro lado de donde nacen las primaveras.