La niebla se asoma lenta
a los cristales
lloran los sauces
sin sus lágrimas de primavera
todo es frío
todo silencio
acaba de hacerse la noche
se despiertan los fantasmas.
Sus ojos miran
mis ojos
el miedo atenaza los sueños
y amordaza las palabras
mi mano toma su mano
que temblorosa siente el silencio
“te amo”
susurran mis labios
mientras sus ojos se desbordan de tristeza
océano infinito que a esta playa llega.
Siempre les pasa a otros
lo que crees que nunca te ha de pasar
y cuando la vida
decide salirte al encuentro
y te coge ‘con el pie cambiado’
miles son las preguntas
que se agolpan en tus labios
y deciden golpear tu cabeza
cero las respuestas obtenidas
solo queda esperar
sin saber lo que se espera.
Nada me es dado
lo sé
todo me fue prestado
no trato de cuestionar
lo incuestionable
solo trato de comprender
lo incomprensible.
“Quiero estar con mami
y que me amapuche por las noches”
–dicen sus cinco años–
quiero que estemos los tres en casa
y nos amapuchemos en la cama”
miro sus ojos cuando la acuesto
y acaricio suave su pelo
mis labios besan su frente
y bajito le digo “te queremos”
se abraza a su peluche
y ya con los ojos cerrados
susurra
“yo también os quiero”.
a los cristales
lloran los sauces
sin sus lágrimas de primavera
todo es frío
todo silencio
acaba de hacerse la noche
se despiertan los fantasmas.
Sus ojos miran
mis ojos
el miedo atenaza los sueños
y amordaza las palabras
mi mano toma su mano
que temblorosa siente el silencio
“te amo”
susurran mis labios
mientras sus ojos se desbordan de tristeza
océano infinito que a esta playa llega.
Siempre les pasa a otros
lo que crees que nunca te ha de pasar
y cuando la vida
decide salirte al encuentro
y te coge ‘con el pie cambiado’
miles son las preguntas
que se agolpan en tus labios
y deciden golpear tu cabeza
cero las respuestas obtenidas
solo queda esperar
sin saber lo que se espera.
Nada me es dado
lo sé
todo me fue prestado
no trato de cuestionar
lo incuestionable
solo trato de comprender
lo incomprensible.
“Quiero estar con mami
y que me amapuche por las noches”
–dicen sus cinco años–
quiero que estemos los tres en casa
y nos amapuchemos en la cama”
miro sus ojos cuando la acuesto
y acaricio suave su pelo
mis labios besan su frente
y bajito le digo “te queremos”
se abraza a su peluche
y ya con los ojos cerrados
susurra
“yo también os quiero”.