Las cenizas de los recuerdos
nunca vuelan
cuando sopla el viento
son la piel de nuestra piel
y se abrazan a ella
igual que la mar
abraza la arena
cuando serena
acaricia su playa.
No nos persiguen
ni velan nuestra mirada
solo los sentimos cuando los llamamos
en el silencio de nuestra soledad
y acuden
igual que acude la primavera
cuando se despide el invierno
pintando de colores quimeras y sueños
que desvelan nuestras vidas.
Somos lo que somos
por las sendas recorridas
cuando iniciamos nuestro camino
no reniegues de errores ni tropiezos
tampoco de aciertos y alegrías
éstos arrancan nuestras risas
cuando más lo necesitamos
aquellos
crudamente nos muestran
por dónde no debemos caminar
si no queremos tropezar
donde en otro tiempo tropezamos.
Siempre serás el guardián
de tus sueños
si bien
deberás cuidarte
de los ilusionistas de la palabra
y del engaño
que encontrarás por doquier
intentado confundir lo que ha nacido
transparente y cristalino como gotas de rocío
en el amanecer de la vida
regalándote como diáfano
aquello que ensombrece las tinieblas
y la oscuridad de la mentira
pozos de ciénaga podrida
te venderán como agua clara.
Esto le respondió el anciano
al joven aprendiz
cuando sentados junto a la noche
observando un cielo sin luna
preñado de estrellas
su tímida voz se atrevió a preguntar.
¿Por qué los recuerdos
se agolpan atropellados en mi memoria
y ninguno de ellos
se muestra como fatal razón
de mis desvelos?
nunca vuelan
cuando sopla el viento
son la piel de nuestra piel
y se abrazan a ella
igual que la mar
abraza la arena
cuando serena
acaricia su playa.
No nos persiguen
ni velan nuestra mirada
solo los sentimos cuando los llamamos
en el silencio de nuestra soledad
y acuden
igual que acude la primavera
cuando se despide el invierno
pintando de colores quimeras y sueños
que desvelan nuestras vidas.
Somos lo que somos
por las sendas recorridas
cuando iniciamos nuestro camino
no reniegues de errores ni tropiezos
tampoco de aciertos y alegrías
éstos arrancan nuestras risas
cuando más lo necesitamos
aquellos
crudamente nos muestran
por dónde no debemos caminar
si no queremos tropezar
donde en otro tiempo tropezamos.
Siempre serás el guardián
de tus sueños
si bien
deberás cuidarte
de los ilusionistas de la palabra
y del engaño
que encontrarás por doquier
intentado confundir lo que ha nacido
transparente y cristalino como gotas de rocío
en el amanecer de la vida
regalándote como diáfano
aquello que ensombrece las tinieblas
y la oscuridad de la mentira
pozos de ciénaga podrida
te venderán como agua clara.
Esto le respondió el anciano
al joven aprendiz
cuando sentados junto a la noche
observando un cielo sin luna
preñado de estrellas
su tímida voz se atrevió a preguntar.
¿Por qué los recuerdos
se agolpan atropellados en mi memoria
y ninguno de ellos
se muestra como fatal razón
de mis desvelos?