Siente el latido
del nuevo año
que impaciente amanece
en nuestra vida
como si todo hubiera cambiado
como si nada hubiera sucedido.
Atrás quedaron sueños
y promesas incumplidas
atrás quedaron miles de adioses
y de risas apagadas
atrás quedaron caminos por recorrer
que jamás serán recorridos
atrás quedaron parte de nuestras vidas
en playas silenciosas
donde las olas acercan
la caricia de la mar embravecida.
Démonos una nueva oportunidad
para no vivir con los ojos cerrados
para no caminar de espaldas al camino
para volar con nuestras alas
y no con alas prestadas.
Trescientos sesenta y seis días
para soñar con los brazos abiertos
trescientos sesenta y seis amaneceres
para no olvidar la memoria
de los que nos precedieron
trescientas sesenta y seis noches
para recordar lo que parece hemos olvidado
trescientos sesenta y seis despertares
para no repetir lo que otros repitieron.
¿Por qué se empeñan en interpretar
lo que decimos?
¿Por qué dicen que decimos lo que decimos,
cuando quieren decir que decimos
lo que ellos quieren que digamos?
Si digo ‘acogida’
quiero decir “acogida”
si digo ‘refugiado’
quiero decir “refugiado”
si digo ‘solidaridad’
quiero decir “solidaridad”
si digo ‘sí’
quiero decir “sí”
si digo ‘no’
quiero decir “no”
sin eufemismos
sin sinónimos
sin juegos de palabras.
¿Alguien escucha cuando hablo?
¿Alguien escucha cuando hablamos?
¿Hay alguien ahí que escuche lo que digo?
¿Hay alguien ahí que escuche lo que decimos?
Aun sin obtener respuesta
seguiré hablando
seguiré soñando
seguiré pensando
seguiré viviendo…
trescientas sesenta y seis mañanas
para comenzar de nuevo.
del nuevo año
que impaciente amanece
en nuestra vida
como si todo hubiera cambiado
como si nada hubiera sucedido.
Atrás quedaron sueños
y promesas incumplidas
atrás quedaron miles de adioses
y de risas apagadas
atrás quedaron caminos por recorrer
que jamás serán recorridos
atrás quedaron parte de nuestras vidas
en playas silenciosas
donde las olas acercan
la caricia de la mar embravecida.
Démonos una nueva oportunidad
para no vivir con los ojos cerrados
para no caminar de espaldas al camino
para volar con nuestras alas
y no con alas prestadas.
Trescientos sesenta y seis días
para soñar con los brazos abiertos
trescientos sesenta y seis amaneceres
para no olvidar la memoria
de los que nos precedieron
trescientas sesenta y seis noches
para recordar lo que parece hemos olvidado
trescientos sesenta y seis despertares
para no repetir lo que otros repitieron.
¿Por qué se empeñan en interpretar
lo que decimos?
¿Por qué dicen que decimos lo que decimos,
cuando quieren decir que decimos
lo que ellos quieren que digamos?
Si digo ‘acogida’
quiero decir “acogida”
si digo ‘refugiado’
quiero decir “refugiado”
si digo ‘solidaridad’
quiero decir “solidaridad”
si digo ‘sí’
quiero decir “sí”
si digo ‘no’
quiero decir “no”
sin eufemismos
sin sinónimos
sin juegos de palabras.
¿Alguien escucha cuando hablo?
¿Alguien escucha cuando hablamos?
¿Hay alguien ahí que escuche lo que digo?
¿Hay alguien ahí que escuche lo que decimos?
Aun sin obtener respuesta
seguiré hablando
seguiré soñando
seguiré pensando
seguiré viviendo…
trescientas sesenta y seis mañanas
para comenzar de nuevo.