Esta fría mañana de invierno
abro la ventana de mi habitación
como cada día al despertar
para ventilar los sueños
y aventar las esperanzas.
Esta fría mañana de invierno
y con mis manos posadas
sobre el alfeizar que troquela la vida
he sentido el gélido palpitar
de los ya olvidados.
Esta fría mañana de invierno
aún resuenan en el desván de mi memoria
los ecos de la desesperación
de aquellos y aquellas que huyen
de la desolación y la muerte.
Esta fría mañana de invierno
mis ojos ciegos a la mentira y al engaño
observan el azul intenso
de ese mismo cielo que a todos nos protege
pero nunca lo hace por igual.
Esta fría mañana de invierno
siento cómo se anuda mi garganta
ante la pena que abraza mi alma
no quiero silenciar mi grito
no quiero aplacar mi protesta
no quiero aceptar más indecencia
y por ello clamo al mundo
al Nuevo y al Viejo mundo
a las mujeres y hombres que deciden
que nada cambie
para que todo siga igual
a los hombres y mujeres que quieren
que nada siga igual
para que todo cambie
y de esta forma unan su voz a la mía
y nuestras voces se unan
a las de aquellas y aquellos
que la alzarán con nosotros
frente a aquellos y aquellas
que entre risas y abrazos
fotografías, salutaciones y falsas palabras
en estancias cálidas y junto a copiosos banquetes
deciden cuándo volverán a reunirse
para decidir cuándo deciden
decidiendo
que jamás decidirán
lo que decidir debieran.
Jose Manuel Contreras
abro la ventana de mi habitación
como cada día al despertar
para ventilar los sueños
y aventar las esperanzas.
Esta fría mañana de invierno
y con mis manos posadas
sobre el alfeizar que troquela la vida
he sentido el gélido palpitar
de los ya olvidados.
Esta fría mañana de invierno
aún resuenan en el desván de mi memoria
los ecos de la desesperación
de aquellos y aquellas que huyen
de la desolación y la muerte.
Esta fría mañana de invierno
mis ojos ciegos a la mentira y al engaño
observan el azul intenso
de ese mismo cielo que a todos nos protege
pero nunca lo hace por igual.
Esta fría mañana de invierno
siento cómo se anuda mi garganta
ante la pena que abraza mi alma
no quiero silenciar mi grito
no quiero aplacar mi protesta
no quiero aceptar más indecencia
y por ello clamo al mundo
al Nuevo y al Viejo mundo
a las mujeres y hombres que deciden
que nada cambie
para que todo siga igual
a los hombres y mujeres que quieren
que nada siga igual
para que todo cambie
y de esta forma unan su voz a la mía
y nuestras voces se unan
a las de aquellas y aquellos
que la alzarán con nosotros
frente a aquellos y aquellas
que entre risas y abrazos
fotografías, salutaciones y falsas palabras
en estancias cálidas y junto a copiosos banquetes
deciden cuándo volverán a reunirse
para decidir cuándo deciden
decidiendo
que jamás decidirán
lo que decidir debieran.
Jose Manuel Contreras