Por qué no veo
en tus ojos
la luz que otrora
iluminaba tu rostro.
Por qué tus manos
buscan las mías
y una vez las encuentran
se aferran a ellas
igual que el náufrago
se abraza a los restos del navío.
Por qué tus pasos
no son aquellos
que abrían camino
cuando amanecían
mañanas inciertos.
Por qué se agota
un tiempo
que cuando era niño
creí inagotable.
“Cuánto has tardado
en volver esta vez”
aciertan a pronunciar tus labios
mientras tu mirada
vaga perdida por un espacio infinito;
guardo silencio
tan solo un puñado de horas
agotaron los relojes
desde nuestro último encuentro.
“Demasiado trabajo, papá”
dejo mentir a mi alma.
Tu mano aprieta la mía
mientas mis labios besan la tuya
nuestras miradas se cruzan
parecen buscar el encuentro
mis ojos te ven
los tuyos
parecen vagar el tiempo.
“Te quiero, papá
volveré mañana
y daremos un paseo
por el jardín”.
Tu mirada permanece perdida.
“No te olvides del chocolate
sabes que me gusta…
y un chusco de pan”.
Ya no estás
mis labios besan tu frente.
Jose Manuel Contreras
en tus ojos
la luz que otrora
iluminaba tu rostro.
Por qué tus manos
buscan las mías
y una vez las encuentran
se aferran a ellas
igual que el náufrago
se abraza a los restos del navío.
Por qué tus pasos
no son aquellos
que abrían camino
cuando amanecían
mañanas inciertos.
Por qué se agota
un tiempo
que cuando era niño
creí inagotable.
“Cuánto has tardado
en volver esta vez”
aciertan a pronunciar tus labios
mientras tu mirada
vaga perdida por un espacio infinito;
guardo silencio
tan solo un puñado de horas
agotaron los relojes
desde nuestro último encuentro.
“Demasiado trabajo, papá”
dejo mentir a mi alma.
Tu mano aprieta la mía
mientas mis labios besan la tuya
nuestras miradas se cruzan
parecen buscar el encuentro
mis ojos te ven
los tuyos
parecen vagar el tiempo.
“Te quiero, papá
volveré mañana
y daremos un paseo
por el jardín”.
Tu mirada permanece perdida.
“No te olvides del chocolate
sabes que me gusta…
y un chusco de pan”.
Ya no estás
mis labios besan tu frente.
Jose Manuel Contreras