PUENTE ALMUHEY: Acaricia la tarde...

Acaricia la tarde

el caminar sereno de la primavera

el viento decidió sentarse

sobre la verde loma

que muere en el acantilado

a escuchar rumores de mar.

Gaviotas y albatros con sus alas desplegadas

suspenden el vuelo

observando la extraña quietud de las olas

en un silencio roto tan solo

por el lejano tañer de una campana.

Su caminar sereno y lento

han desviado sus pasos de la vieja senda

que conduce hasta la playa

acercando su cansado cuerpo

a los pies de la verde loma

frente a la mar ella

frente a ella la mar

y sin apenas despegar los labios

se escucha la plegaria de una madre.
“Mar Nuestro que estás en la tierra

recordamos cada día tu nombre

venga a nosotros tu fruto

y hágase tu voluntad

sabiendo de tu generosidad y tu fuerza

tráenos hoy nuestra pesca de cada día

perdona nuestras ofensas

pues nunca pretendimos ofenderte

no nos dejes caer en la desesperación

líbranos de la cruel pobreza

y devuelve a nuestros seres queridos

igual que cuando partieron”.

Entorna ahora sus cansados ojos

y deja que los recuerdos

regresen una tarde más a su memoria

el viento decidió levantar su descanso

y el graznido de albatros y gaviotas

inunda ahora el cielo

fundiéndose con el transparente sonido

que las olas devuelven

una y otra vez contra las rocas grises

testigos silenciosas de incontables naufragios.

La mar parece responder a su plegaria

“siempre serás Madre”

susurra el eco entre las rocas

“aunque no tengas el hijo al que abrazar

yo le abrazaré por ti”.

Jose Manuel contreras