Desconocemos muchas veces
la distancia
entre una mirada
y el latido del corazón.
Es tan infinitamente pequeña
que tan solo su pensamiento
la hace eterna
y el viaje se antoja insalvable
mientras nos parece poder alcanzarla
con la yema de los dedos.
Sus ojos observan
los juegos de aquella niña
mientras su garganta
traga los silencios
de sus recuerdos
uno a uno
anudándose y desanudándose
como se trenza el cielo
y la mar
cuando el horizonte
los hace uno.
Otro país
otras fronteras
otra lengua
otros sueños
entornan ahora su vida
sus pequeñas lejos de ella
ella lejos de ellas
mientras sus ojos ríen
iluminados en silencio
los juegos de la niña que miran.
Su baile
son los bailes de ellas
sus abrazos
son los abrazos de ellas
su mirada
son las miradas de ellas
sus besos…
son los besos de ellas
que pronto espera sentir
sobre sus mejillas
cansadas por la ausencia.
Jose Manuel Contreras
la distancia
entre una mirada
y el latido del corazón.
Es tan infinitamente pequeña
que tan solo su pensamiento
la hace eterna
y el viaje se antoja insalvable
mientras nos parece poder alcanzarla
con la yema de los dedos.
Sus ojos observan
los juegos de aquella niña
mientras su garganta
traga los silencios
de sus recuerdos
uno a uno
anudándose y desanudándose
como se trenza el cielo
y la mar
cuando el horizonte
los hace uno.
Otro país
otras fronteras
otra lengua
otros sueños
entornan ahora su vida
sus pequeñas lejos de ella
ella lejos de ellas
mientras sus ojos ríen
iluminados en silencio
los juegos de la niña que miran.
Su baile
son los bailes de ellas
sus abrazos
son los abrazos de ellas
su mirada
son las miradas de ellas
sus besos…
son los besos de ellas
que pronto espera sentir
sobre sus mejillas
cansadas por la ausencia.
Jose Manuel Contreras