Nos acompaña la noche
y el silencio que reina
en la habitación de un hospital
interrumpido de forma constante
por intermitentes pitidos agudos
de máquinas que acompañan latidos
y el bullir del oxígeno
que juega a liberarse
dentro de un recipiente de plástico
en el que el agua a instantes reposa.
La luz de un pasillo iluminado
decide entrar en la habitación
colándose por debajo de la puerta
se ha invitado a la vigilia
y su llegada
me permite identificar perfectamente tu rostro
y tus manos sobre la sábana
y las puertas del armario y la mesilla
y la televisión apagada.
Hablas en un susurro
apenas perceptible
me acerco a tu cama
y acaricio tu rostro con mis manos
para que no te sientas solo
“Soy yo mi amor
estoy a tu lado
no tengas miedo
descansa tranquilo.”
Siento que no te serenas
y tu respiración se acelera
ya no es un susurro
lo que de tu garganta nace
parece más un lamento
una súplica un ruego…
“ ¿Por qué me has dejado?
¿Por qué no me llevas contigo?
¡Patri!
Papá ¿dónde estás?
Prepáralo todo y nos vamos juntos.”
La noche se hace eterna
cuando regresan a tu memoria
los que ya partieron
si bien
no sé si en verdad te visitan
pues diriges tus palabras a alguien
que tienes frente a ti
o son alucinaciones o son sueños
o simplemente les hablas
pues sientes su compañía.
Dejo mi rostro
reposar junto al tuyo
mis manos acarician tus manos
acompasando mi respiración a la tuya
hasta conseguir que la tuya acompañe la mía
siento cómo te sosiegas
cómo se relaja tu cuerpo
hasta que un involuntario espasmo
nos devuelve a esta realidad
ha vuelto la noche
a esta habitación
con todos sus silencios
pronto amanecerá.
José Manuel Contreras
y el silencio que reina
en la habitación de un hospital
interrumpido de forma constante
por intermitentes pitidos agudos
de máquinas que acompañan latidos
y el bullir del oxígeno
que juega a liberarse
dentro de un recipiente de plástico
en el que el agua a instantes reposa.
La luz de un pasillo iluminado
decide entrar en la habitación
colándose por debajo de la puerta
se ha invitado a la vigilia
y su llegada
me permite identificar perfectamente tu rostro
y tus manos sobre la sábana
y las puertas del armario y la mesilla
y la televisión apagada.
Hablas en un susurro
apenas perceptible
me acerco a tu cama
y acaricio tu rostro con mis manos
para que no te sientas solo
“Soy yo mi amor
estoy a tu lado
no tengas miedo
descansa tranquilo.”
Siento que no te serenas
y tu respiración se acelera
ya no es un susurro
lo que de tu garganta nace
parece más un lamento
una súplica un ruego…
“ ¿Por qué me has dejado?
¿Por qué no me llevas contigo?
¡Patri!
Papá ¿dónde estás?
Prepáralo todo y nos vamos juntos.”
La noche se hace eterna
cuando regresan a tu memoria
los que ya partieron
si bien
no sé si en verdad te visitan
pues diriges tus palabras a alguien
que tienes frente a ti
o son alucinaciones o son sueños
o simplemente les hablas
pues sientes su compañía.
Dejo mi rostro
reposar junto al tuyo
mis manos acarician tus manos
acompasando mi respiración a la tuya
hasta conseguir que la tuya acompañe la mía
siento cómo te sosiegas
cómo se relaja tu cuerpo
hasta que un involuntario espasmo
nos devuelve a esta realidad
ha vuelto la noche
a esta habitación
con todos sus silencios
pronto amanecerá.
José Manuel Contreras