Cada tarde de lunes a viernes
cuando salgo del trabajo
camino de mi casa
paso junto al parque del estanque
y en el tercer banco del camino
que lleva hasta la rosaleda
veo sentada una mujer anciana
no dice nada
tan solo me sonríe
yo le devuelvo la sonrisa
y la soledad.
No importaba si hacía frío o calor
supongo que tan solo la lluvia
haría que no se cumpliera su cita
mucho días me he preguntado por ella
no sé si vive en el barrio
pues tan solo en ese banco de madera
se ha producido nuestro encuentro.
Ropas discretas pero conjuntadas
siempre con algún tocado en la cabeza
acompañando el moño alto
que luce trenzando sus canas
la mirada perdida en la distancia
hasta que yo llego a su altura
y me mira
y me sonríe
y permanece en silencio
mientras me acompaña la paz.
Esta mañana al levantarme pensé en ella
esta mañana en mi trabajo me recordé de ella
esta mañana después de tomarme mi café
lo decidí
la saludaría cuando me encontrase con ella
pero…
¿Estaría en el banco de cada tarde?
¿Y si no está?
¿Y si hoy no viene?
¿Y si le ha pasado algo?
Salí de mi trabajo a la misma hora
que lo hago día tras día
no quise salir antes
por si no se producía el encuentro
sin embargo…
Allí estaba en el tercer banco del camino
que lleva hasta la rosaleda
como cada tarde de lunes a viernes.
Al llegar a su altura me sonrió
como cada tarde
y yo le devolví la sonrisa.
Buenas tardes
le dije.
Buenas tardes
me respondió con una voz dulce.
Me llamo Patricia
pero mi familia y mis amigos
me llaman Patri.
Inmóvil frente a ella
nos miramos a los ojos
y tan solo quise decir
gracias
nos sonreímos y continué mi camino a casa
mañana sería miércoles
y volveríamos a encontrarnos.
José Manuel Contreras
cuando salgo del trabajo
camino de mi casa
paso junto al parque del estanque
y en el tercer banco del camino
que lleva hasta la rosaleda
veo sentada una mujer anciana
no dice nada
tan solo me sonríe
yo le devuelvo la sonrisa
y la soledad.
No importaba si hacía frío o calor
supongo que tan solo la lluvia
haría que no se cumpliera su cita
mucho días me he preguntado por ella
no sé si vive en el barrio
pues tan solo en ese banco de madera
se ha producido nuestro encuentro.
Ropas discretas pero conjuntadas
siempre con algún tocado en la cabeza
acompañando el moño alto
que luce trenzando sus canas
la mirada perdida en la distancia
hasta que yo llego a su altura
y me mira
y me sonríe
y permanece en silencio
mientras me acompaña la paz.
Esta mañana al levantarme pensé en ella
esta mañana en mi trabajo me recordé de ella
esta mañana después de tomarme mi café
lo decidí
la saludaría cuando me encontrase con ella
pero…
¿Estaría en el banco de cada tarde?
¿Y si no está?
¿Y si hoy no viene?
¿Y si le ha pasado algo?
Salí de mi trabajo a la misma hora
que lo hago día tras día
no quise salir antes
por si no se producía el encuentro
sin embargo…
Allí estaba en el tercer banco del camino
que lleva hasta la rosaleda
como cada tarde de lunes a viernes.
Al llegar a su altura me sonrió
como cada tarde
y yo le devolví la sonrisa.
Buenas tardes
le dije.
Buenas tardes
me respondió con una voz dulce.
Me llamo Patricia
pero mi familia y mis amigos
me llaman Patri.
Inmóvil frente a ella
nos miramos a los ojos
y tan solo quise decir
gracias
nos sonreímos y continué mi camino a casa
mañana sería miércoles
y volveríamos a encontrarnos.
José Manuel Contreras