Suben los poetas
uno a uno al escenario
tras escuchar sus nombres
los aplausos silencian
el sonido de las pisadas
sobre los escalones
y sobre la tarima de madera
que cubre la escena
hasta alcanzar el estrado.
Sus miedos revolotean
siete dedos sobre sus cabezas
observando el temblor de sus manos
y el involuntario aventar del papel
que otrora fue blanco
y ahora acoge palabras nacidas
de las emociones y los temores
que cultiva la adolescencia.
Verso atropellado
verso calmo
verso acelerado
verso silencioso
verso y más verso
que dibujan el reverso
de unos sueños de juventud
en el declamar de la palabra.
Terminó la dura tortura
que el recitar de versos procura
en esta temprana edad
el patio de butacas estalla en aplausos
nacidos de las jóvenes manos
de poetas que ya pasaron ese lance
y culminado este trance
reconocen su esfuerzo y valentía
pues nada resulta más placentero
llegado a este punto la aventura
que en tan agradable compañía
haber recitado unos versos.
José Manuel Contreras
uno a uno al escenario
tras escuchar sus nombres
los aplausos silencian
el sonido de las pisadas
sobre los escalones
y sobre la tarima de madera
que cubre la escena
hasta alcanzar el estrado.
Sus miedos revolotean
siete dedos sobre sus cabezas
observando el temblor de sus manos
y el involuntario aventar del papel
que otrora fue blanco
y ahora acoge palabras nacidas
de las emociones y los temores
que cultiva la adolescencia.
Verso atropellado
verso calmo
verso acelerado
verso silencioso
verso y más verso
que dibujan el reverso
de unos sueños de juventud
en el declamar de la palabra.
Terminó la dura tortura
que el recitar de versos procura
en esta temprana edad
el patio de butacas estalla en aplausos
nacidos de las jóvenes manos
de poetas que ya pasaron ese lance
y culminado este trance
reconocen su esfuerzo y valentía
pues nada resulta más placentero
llegado a este punto la aventura
que en tan agradable compañía
haber recitado unos versos.
José Manuel Contreras