Para Cuenca:
Poco tengo que decirte, Cuenca. Me sorprende tu rotundidad cuando aseguras que Berto, así le llamábamos a Roberto, no tenía problemas de audición. ¿Acaso eras su amigo? ¿cuánto tiempo viviste a su lado?
Mira, Cuenca. Con Berto, como así le conocíamos, compartí un montón de veranos en Puente. Jugaba de portero en el equipo del pueblo y se le conocía como "el trigre". ¿Lo sabías? Era un tipo extraordinario, que, repito, me permitió seguir vivo. En la droguería de su padre comprábamos cañas y pita para pescar, a veces atendidos por su hermano Ramón, que era algo mayor. ¿Te acuerda de Ramón, Cuenca?
Durante veinte años disfruté de este bendito pueblo, al que tengo como mi segunda patria después de Bilbao. Y los recuerdos infantiles, Cuenca, son los que más permanecen en nuestra memoria. De modo que, si quieres, te reto a que me preguntes sobre Puente.
¡Ah!, y para no haber estado allí en diez años, opinas como si lo hubieses visutado ayer.
Recibe mi afecto
Carlos
Poco tengo que decirte, Cuenca. Me sorprende tu rotundidad cuando aseguras que Berto, así le llamábamos a Roberto, no tenía problemas de audición. ¿Acaso eras su amigo? ¿cuánto tiempo viviste a su lado?
Mira, Cuenca. Con Berto, como así le conocíamos, compartí un montón de veranos en Puente. Jugaba de portero en el equipo del pueblo y se le conocía como "el trigre". ¿Lo sabías? Era un tipo extraordinario, que, repito, me permitió seguir vivo. En la droguería de su padre comprábamos cañas y pita para pescar, a veces atendidos por su hermano Ramón, que era algo mayor. ¿Te acuerda de Ramón, Cuenca?
Durante veinte años disfruté de este bendito pueblo, al que tengo como mi segunda patria después de Bilbao. Y los recuerdos infantiles, Cuenca, son los que más permanecen en nuestra memoria. De modo que, si quieres, te reto a que me preguntes sobre Puente.
¡Ah!, y para no haber estado allí en diez años, opinas como si lo hubieses visutado ayer.
Recibe mi afecto
Carlos