Aún resuena en mis oídos
el eco rítmico y acompasado
del repiquetear de la lluvia de otoño
sobre el alfeizar de mi ventana
cuando la tarde anochece
y la luna juega al escondite
entre las grises y blancas nubes.
Ningún otoño es igual a otro otoño
y ninguna lágrima es igual a otra lágrima
ninguna ola dibuja la misma onda
sobre la dorada arena de la playa
y ninguna estrella brilla esta noche
como lo hizo la noche pasada
nada se repite
aunque se nos antoje semejante.
Disfruta de esta tarde regalada
pues en un instante formará tu ayer
y si bien te alcanzarán otras tardes
nunca serán como la que ya has vivido
la vida jamás se repite
podrán regresar los sueños una y otra vez
hasta que consigues hacerlos tuyos
después nacerán otros atraídos
por el latido de vida que te acompaña.
Abre de par en par tu ventana
sin importarte el salpicar de la lluvia
sobre el traslúcido cristal
tan solo es agua
que un día formó parte de algún arroyo
o de algún río
o de algún mar
o de alguna lágrima
que unos ojos dejaron escapar
procurándole su libertad.
No temas a la lluvia de noviembre
regresa cada año
tan solo para encontrase contigo
y presentarse de nuevo.
José Manuel Contreras
el eco rítmico y acompasado
del repiquetear de la lluvia de otoño
sobre el alfeizar de mi ventana
cuando la tarde anochece
y la luna juega al escondite
entre las grises y blancas nubes.
Ningún otoño es igual a otro otoño
y ninguna lágrima es igual a otra lágrima
ninguna ola dibuja la misma onda
sobre la dorada arena de la playa
y ninguna estrella brilla esta noche
como lo hizo la noche pasada
nada se repite
aunque se nos antoje semejante.
Disfruta de esta tarde regalada
pues en un instante formará tu ayer
y si bien te alcanzarán otras tardes
nunca serán como la que ya has vivido
la vida jamás se repite
podrán regresar los sueños una y otra vez
hasta que consigues hacerlos tuyos
después nacerán otros atraídos
por el latido de vida que te acompaña.
Abre de par en par tu ventana
sin importarte el salpicar de la lluvia
sobre el traslúcido cristal
tan solo es agua
que un día formó parte de algún arroyo
o de algún río
o de algún mar
o de alguna lágrima
que unos ojos dejaron escapar
procurándole su libertad.
No temas a la lluvia de noviembre
regresa cada año
tan solo para encontrase contigo
y presentarse de nuevo.
José Manuel Contreras