
He aprendido a desplegar
mis alas
sobre esta extraña primavera
y a batirlas con la suavidad
de los sueños que ahora vuelan
por encima del camino elegido
no hay fronteras
no hay muros
no hay ventanas ni puertas cerradas
no hay confinamiento
siempre que mi mente decida volar libre
sobre la vida
jugando entre las nubes troqueladas
bajo un azul firmamento
en busca del arcoíris que siempre se dibuja
después de la tormenta.
Nadie necesita un cielo
para iniciar ese primer vuelo
que despierta los sentidos
cuando decides observar el mundo
con esa mirada que tanto tiempo
llevas buscando
y al fin crees haber encontrado.
Nada está cerca o lejos
no hay distancia insalvable
para aquel que remonta
de nuevo el vuelo
o para aquel que hace tiempo ya
decidió volver a volar.
Ni es tarde o temprano
para tomar la decisión
que en libertad decida
pues nadie coserá mi sombra
al frío y yermo suelo
pues nadie cortará mis alas
con promesas
que nunca serán verdad.
Escucharé el latido de mi corazón
que camina hacia aquel horizonte
en el que se funden cielo y tierra
en el que se funden suelo y vida
aquel horizonte donde abrazaré
aquello que tanto anhelo.
He aprendido a desplegar
mis alas
y de nuevo remonto el vuelo.
.
José Manuel Contreras
mis alas
sobre esta extraña primavera
y a batirlas con la suavidad
de los sueños que ahora vuelan
por encima del camino elegido
no hay fronteras
no hay muros
no hay ventanas ni puertas cerradas
no hay confinamiento
siempre que mi mente decida volar libre
sobre la vida
jugando entre las nubes troqueladas
bajo un azul firmamento
en busca del arcoíris que siempre se dibuja
después de la tormenta.
Nadie necesita un cielo
para iniciar ese primer vuelo
que despierta los sentidos
cuando decides observar el mundo
con esa mirada que tanto tiempo
llevas buscando
y al fin crees haber encontrado.
Nada está cerca o lejos
no hay distancia insalvable
para aquel que remonta
de nuevo el vuelo
o para aquel que hace tiempo ya
decidió volver a volar.
Ni es tarde o temprano
para tomar la decisión
que en libertad decida
pues nadie coserá mi sombra
al frío y yermo suelo
pues nadie cortará mis alas
con promesas
que nunca serán verdad.
Escucharé el latido de mi corazón
que camina hacia aquel horizonte
en el que se funden cielo y tierra
en el que se funden suelo y vida
aquel horizonte donde abrazaré
aquello que tanto anhelo.
He aprendido a desplegar
mis alas
y de nuevo remonto el vuelo.
.
José Manuel Contreras