
Y el hombre solo acomodó
su espalda desnuda
sobre la verde hierba fresca
y observó el caminar pausado
de las nubes bajo un cielo regalado.
Imperceptibles los vientos a ras de tierra
se atrevían a dibujar figuras blancas
allá donde la mirada del hombre solo alcanzaba;
ahora caballos alados galopando libres
por invisibles senderos
otrora ilusiones convertidas en lo que no fueron
o quizá en lo que pudieron ser.
Respira profundo el hombre solo
inundando sus pulmones del aire limpio
que abraza su cuerpo
que abraza todo objeto animado o inanimado
que acompaña ahora su soledad,
sin tristezas
sin melancolías
sin añoranzas
mientras una sonrisa alcanza a dibujarse
en su rostro y sus ojos entornan su luz.
No está solo el hombre solo
cuando la vida rodea sus sueños
cuando los sueños rodean su vida;
no está solo el hombre solo
cuando es capaz de respirar
con la verdadera libertad
de saberse conocedor de lo que ama;
no está solo el hombre solo
cuando es capaz de entornar su mirada
y seguir viendo las figuras mágicas
que los vientos crean a su antojo
para indicarle hacia dónde caminar
hacia ese lugar donde le espera
lo que el hombre solo conoce
y en su anhelo y en sus sueños desea.
José Manuel Contreras
su espalda desnuda
sobre la verde hierba fresca
y observó el caminar pausado
de las nubes bajo un cielo regalado.
Imperceptibles los vientos a ras de tierra
se atrevían a dibujar figuras blancas
allá donde la mirada del hombre solo alcanzaba;
ahora caballos alados galopando libres
por invisibles senderos
otrora ilusiones convertidas en lo que no fueron
o quizá en lo que pudieron ser.
Respira profundo el hombre solo
inundando sus pulmones del aire limpio
que abraza su cuerpo
que abraza todo objeto animado o inanimado
que acompaña ahora su soledad,
sin tristezas
sin melancolías
sin añoranzas
mientras una sonrisa alcanza a dibujarse
en su rostro y sus ojos entornan su luz.
No está solo el hombre solo
cuando la vida rodea sus sueños
cuando los sueños rodean su vida;
no está solo el hombre solo
cuando es capaz de respirar
con la verdadera libertad
de saberse conocedor de lo que ama;
no está solo el hombre solo
cuando es capaz de entornar su mirada
y seguir viendo las figuras mágicas
que los vientos crean a su antojo
para indicarle hacia dónde caminar
hacia ese lugar donde le espera
lo que el hombre solo conoce
y en su anhelo y en sus sueños desea.
José Manuel Contreras