
Serpentea el río de mi infancia
como serpentean los sueños
en busca de su realidad
la constancia y el tesón de esa agua
que nace del deshielo en la montaña
recorriendo kilómetros entre campos y veredas
sorteando pueblos y riscos hasta dibujar su cauce.
Cuántos baños entre sus frías aguas
durante esa inocente infancia
buscando sus pozas donde sentir su abrazo
mientras nuestras risas y juegos
se fundían con el sonido alegre de su correr
buscando otras aguas con las que mezclarse
y llegar así hasta la mar lejana
que es donde van los ríos llegado su final.
El verano ha sido caluroso
y hoy apenas acompaña agua su caminar
una poza allí y otra a la vuelta de un recodo
quizá gracias a la frondosa sombra
de los árboles de orilla
y a algún solitario saliente de montaña
las resguardan con mimo del sol estival,
muestra fehaciente de lo que hace unos meses fue.
Serpentean los sueños de mi infancia
como serpentea el río
en busca de su mar
entre pesadillas, insomnios y quimeras
se van abriendo paso noche tras noche
mientras la bulliciosa ciudad duerme
hasta alcanzarme en este momento
y acompañar mi descanso.
Cuántos sueños cumplidos
y cuántos aún por cumplir
no importa los que no alcancé
pues fueron muchos los ya vividos,
mas no quiero dejar de soñar
porque el soñar es vivir,
mas no quiero dejar de vivir
porque el vivir es soñar.
He vuelto al río de mi infancia
y en este viaje han regresado
aquellos recuerdos
recuerdos de un niño
que vive y sueña
recuerdos de un niño
que sueña y vive.
José Manuel Contreras
como serpentean los sueños
en busca de su realidad
la constancia y el tesón de esa agua
que nace del deshielo en la montaña
recorriendo kilómetros entre campos y veredas
sorteando pueblos y riscos hasta dibujar su cauce.
Cuántos baños entre sus frías aguas
durante esa inocente infancia
buscando sus pozas donde sentir su abrazo
mientras nuestras risas y juegos
se fundían con el sonido alegre de su correr
buscando otras aguas con las que mezclarse
y llegar así hasta la mar lejana
que es donde van los ríos llegado su final.
El verano ha sido caluroso
y hoy apenas acompaña agua su caminar
una poza allí y otra a la vuelta de un recodo
quizá gracias a la frondosa sombra
de los árboles de orilla
y a algún solitario saliente de montaña
las resguardan con mimo del sol estival,
muestra fehaciente de lo que hace unos meses fue.
Serpentean los sueños de mi infancia
como serpentea el río
en busca de su mar
entre pesadillas, insomnios y quimeras
se van abriendo paso noche tras noche
mientras la bulliciosa ciudad duerme
hasta alcanzarme en este momento
y acompañar mi descanso.
Cuántos sueños cumplidos
y cuántos aún por cumplir
no importa los que no alcancé
pues fueron muchos los ya vividos,
mas no quiero dejar de soñar
porque el soñar es vivir,
mas no quiero dejar de vivir
porque el vivir es soñar.
He vuelto al río de mi infancia
y en este viaje han regresado
aquellos recuerdos
recuerdos de un niño
que vive y sueña
recuerdos de un niño
que sueña y vive.
José Manuel Contreras