
He presentado mi alma desnuda
frente al espejo que se guarda
tras la cara oculta de la luna
sin adornos ni abalorios
sin alharacas ni protección alguna
descubriéndome así las cicatrices
que la vida regala tras miserias y fortunas,
con tristezas, decepciones y alegrías.
No temas en ningún caso buscar ayuda
si no te atreves a levantar tu mirada
y observar el perfil que tus heridas dibujan
en ese lienzo multicolor inacabado
que te regala la vida que buscas
o aquella que te gustaría conseguir
para besar y alcanzar sin excusas
ese horizonte que, a veces, parece alejarse.
Las heridas jamás se curan
por mucho que el tiempo pase
pues sus cicatrices hasta el final perduran
haciéndonos más fuertes y sensibles
a los vientos que traen la ternura
cuando soplan en todas direcciones
acercándonos esa sutil dulzura
que refleja en el espejo del alma sus razones
José Manuel Contreras
frente al espejo que se guarda
tras la cara oculta de la luna
sin adornos ni abalorios
sin alharacas ni protección alguna
descubriéndome así las cicatrices
que la vida regala tras miserias y fortunas,
con tristezas, decepciones y alegrías.
No temas en ningún caso buscar ayuda
si no te atreves a levantar tu mirada
y observar el perfil que tus heridas dibujan
en ese lienzo multicolor inacabado
que te regala la vida que buscas
o aquella que te gustaría conseguir
para besar y alcanzar sin excusas
ese horizonte que, a veces, parece alejarse.
Las heridas jamás se curan
por mucho que el tiempo pase
pues sus cicatrices hasta el final perduran
haciéndonos más fuertes y sensibles
a los vientos que traen la ternura
cuando soplan en todas direcciones
acercándonos esa sutil dulzura
que refleja en el espejo del alma sus razones
José Manuel Contreras