Nunca una ola del mar
dibuja la misma onda
sobre la fina arena de la playa.
Nunca una estrella del firmamento
ilumina con la misma intensidad
la cambiante oscuridad de la noche.
Nunca el agua de un arroyo
baña las mismas orillas
mientras camina buscando su final.
Nunca una hoja de otoño
baila incansable la misma danza
hasta serenarse al borde del camino.
Nunca una gota de lluvia
cae sobre los mismos sueños
que tenemos incluso ya despiertos.
Nunca una hoja de amapola
florece cada nueva primavera
sobre los mismos verdes campos.
Nunca una lágrima derramada
recorre el mismo rostro
por iguales que parezcan alegrías o penas.
Si de verdad fuera
que nunca nada regresa igual
que como en un principio fue
¿Por qué empeñarnos en intentar
repetir lo irrepetible
cuando cada amanecer
nos brinda una nueva oportunidad
de rectificar los errores cometidos
o de intentar hacer mejor
aquello que quizá no hicimos?
.
José Manuel Contreras
dibuja la misma onda
sobre la fina arena de la playa.
Nunca una estrella del firmamento
ilumina con la misma intensidad
la cambiante oscuridad de la noche.
Nunca el agua de un arroyo
baña las mismas orillas
mientras camina buscando su final.
Nunca una hoja de otoño
baila incansable la misma danza
hasta serenarse al borde del camino.
Nunca una gota de lluvia
cae sobre los mismos sueños
que tenemos incluso ya despiertos.
Nunca una hoja de amapola
florece cada nueva primavera
sobre los mismos verdes campos.
Nunca una lágrima derramada
recorre el mismo rostro
por iguales que parezcan alegrías o penas.
Si de verdad fuera
que nunca nada regresa igual
que como en un principio fue
¿Por qué empeñarnos en intentar
repetir lo irrepetible
cuando cada amanecer
nos brinda una nueva oportunidad
de rectificar los errores cometidos
o de intentar hacer mejor
aquello que quizá no hicimos?
.
José Manuel Contreras