No sé qué tiene este otoño
que se me antoja tan distinto
a otros ya vividos,
pero sus colores, contrastes y claroscuros,
dan sentido a esta mirada mía
que observa el pausado discurrir
de un Universo cambiante
tras cada nuevo amanecer.
Siento cómo mis sentidos sienten
todo aquello que a cada instante perciben
desde el mirar de mi mirada.
Cómo se eriza mi ajada piel
con la suave brisa que difuminan
los sueños que están por llegar.
Cómo late mi corazón desbocado
cuando el cálido cuerpo de la mujer que amo
se hace uno con el mío cuando me abraza.
Cómo se agudizan mis oídos
al escuchar el murmullo de los silencios
que palpitan entre verso y verso.
Cómo se inundan de salados mares
estos ojos que se abren al mundo
cuando mi pensamiento se detiene en mis hijas.
Nada regresará como antes fue
pues nada fue como ahora es,
solo debes ralentizar tu tempo…,
y observar.
No es necesario viajar
más allá del horizonte
para hallar aquello que quizá estemos buscando,
ni cargar nuestras alforjas
con objetos que carecen de verdadero valor,
pues lo más valioso
ni pesa, ni ocupa espacio alguno.
El lugar que buscamos
está más próximo de lo que cabría pensar.
No es un viaje fácil
incluso puede resultar doloroso, a veces,
pero en este caminar encontraremos
las respuestas a nuestras dudas
una vez que decidamos emprender camino.
Inicia ese viaje a tu interés
y solo cuando estés preparado,
sin prisas
sin límites
sin ataduras
sin condiciones…,
y cuando te encuentres,
escúchate,
háblate,
acompáñate,
y entonces, y solo entonces,
descubrirás que nunca has caminado solo.
Jose Manuel Contreras
que se me antoja tan distinto
a otros ya vividos,
pero sus colores, contrastes y claroscuros,
dan sentido a esta mirada mía
que observa el pausado discurrir
de un Universo cambiante
tras cada nuevo amanecer.
Siento cómo mis sentidos sienten
todo aquello que a cada instante perciben
desde el mirar de mi mirada.
Cómo se eriza mi ajada piel
con la suave brisa que difuminan
los sueños que están por llegar.
Cómo late mi corazón desbocado
cuando el cálido cuerpo de la mujer que amo
se hace uno con el mío cuando me abraza.
Cómo se agudizan mis oídos
al escuchar el murmullo de los silencios
que palpitan entre verso y verso.
Cómo se inundan de salados mares
estos ojos que se abren al mundo
cuando mi pensamiento se detiene en mis hijas.
Nada regresará como antes fue
pues nada fue como ahora es,
solo debes ralentizar tu tempo…,
y observar.
No es necesario viajar
más allá del horizonte
para hallar aquello que quizá estemos buscando,
ni cargar nuestras alforjas
con objetos que carecen de verdadero valor,
pues lo más valioso
ni pesa, ni ocupa espacio alguno.
El lugar que buscamos
está más próximo de lo que cabría pensar.
No es un viaje fácil
incluso puede resultar doloroso, a veces,
pero en este caminar encontraremos
las respuestas a nuestras dudas
una vez que decidamos emprender camino.
Inicia ese viaje a tu interés
y solo cuando estés preparado,
sin prisas
sin límites
sin ataduras
sin condiciones…,
y cuando te encuentres,
escúchate,
háblate,
acompáñate,
y entonces, y solo entonces,
descubrirás que nunca has caminado solo.
Jose Manuel Contreras