Atardece ya esta noche
y las estrellas deciden brillar intensas
sobre un cielo huérfano de luna
en el que la oscuridad impone su efímero reinado.
Quizá nada sea lo que parece
y nada parezca lo que realmente es,
pues es fácil ocultar el efecto y defecto
que cada cual no quiera mostrar.
Las sombras habitan entre estas sombras
como si su propio paraíso fuera
sabiendo que cuando el amanecer regrese
desaparecerán consumidas por la luz.
Volverán a ocultarse en nuestros miedos
tal vez en nuestros sueños;
si bien, deberíamos conocer de ellas
que tan solo vivirán y nos perseguirán
mientras nosotros les dejemos espacio
en el que caminar
en el que acomodarse
en el que encontrar
su permanente refugio
alimentándose de nuestros temores
en la mayoría de los casos infundados.
¡Hágase la luz!
Se escuchó una voz
y amaneció la noche.
.
Jose Manuel Contreras
y las estrellas deciden brillar intensas
sobre un cielo huérfano de luna
en el que la oscuridad impone su efímero reinado.
Quizá nada sea lo que parece
y nada parezca lo que realmente es,
pues es fácil ocultar el efecto y defecto
que cada cual no quiera mostrar.
Las sombras habitan entre estas sombras
como si su propio paraíso fuera
sabiendo que cuando el amanecer regrese
desaparecerán consumidas por la luz.
Volverán a ocultarse en nuestros miedos
tal vez en nuestros sueños;
si bien, deberíamos conocer de ellas
que tan solo vivirán y nos perseguirán
mientras nosotros les dejemos espacio
en el que caminar
en el que acomodarse
en el que encontrar
su permanente refugio
alimentándose de nuestros temores
en la mayoría de los casos infundados.
¡Hágase la luz!
Se escuchó una voz
y amaneció la noche.
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Jose Manuel Contreras