Hola, Paco G.:
Ignoraba que te debía un saludo. Seguramente no leí en su día la intervención en la que me aludías. Pero como me parece cosa de escasa importancia, te lo mando ahora y todo concluido.
Mi deseo es el de que se incremente el número de participantes en este foro, del que ha salido tanta gente sin dar explicaciones. Yo mismo opté en su día por abandonarlo, debido a la intromisión de gentes que no acudieron a él con otra idea sino la de perjudicarlo.
Espero que a partir de ahora mis comunicaciones sean más frecuentes y más asiduos mis contactos virtuales con todos vosotros.
Y respecto a Piedad Ámez-aprovecho tu sitio para decirlo, Pco. G.-, claro que me acuerdo de ella y de todos sus hermanos, así como de sus padres Abilio y Piedad, la construcción de cuya casa fue para mi mirada de niño todo un milagro. Recuerdo que en ella trabajó de albañil un tal Eufrasio, yerno de Micaela, la frutera, que luego terminó emigrando y no de muy buena manera..., al decir de su hija Covadonga, que posee un restaurante-asador en Bilbao.
En fin, Paco. G., no te sientas ni ofendido ni humillado, porque jamás fue mi intención la de ignorarte.
A cambio, y como señal de franca amistad, te remito un cálido abrazo.
Carlos
Ignoraba que te debía un saludo. Seguramente no leí en su día la intervención en la que me aludías. Pero como me parece cosa de escasa importancia, te lo mando ahora y todo concluido.
Mi deseo es el de que se incremente el número de participantes en este foro, del que ha salido tanta gente sin dar explicaciones. Yo mismo opté en su día por abandonarlo, debido a la intromisión de gentes que no acudieron a él con otra idea sino la de perjudicarlo.
Espero que a partir de ahora mis comunicaciones sean más frecuentes y más asiduos mis contactos virtuales con todos vosotros.
Y respecto a Piedad Ámez-aprovecho tu sitio para decirlo, Pco. G.-, claro que me acuerdo de ella y de todos sus hermanos, así como de sus padres Abilio y Piedad, la construcción de cuya casa fue para mi mirada de niño todo un milagro. Recuerdo que en ella trabajó de albañil un tal Eufrasio, yerno de Micaela, la frutera, que luego terminó emigrando y no de muy buena manera..., al decir de su hija Covadonga, que posee un restaurante-asador en Bilbao.
En fin, Paco. G., no te sientas ni ofendido ni humillado, porque jamás fue mi intención la de ignorarte.
A cambio, y como señal de franca amistad, te remito un cálido abrazo.
Carlos