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Hoy me ha despertado triste

la mañana.

Quizá un sueño,

o tal vez la falta de él;

quizá un recuerdo,

o tal vez su ausencia;

quizá la llegada de este otoño

que nos acompaña,

o tal vez, la partida

de una primavera marchitada.

¿Qué razón debe anidar en mi

para que me invada la tristeza?

Qué más da, reflexiono,

siento su compañía próxima,

tan próxima que su latido

acompasa el mío.

Siento que son mis brazos

los que abrazan,

y no mi cuerpo el que siente

las presiones de un yugo.

Yo elegí la tristeza como compañera

en este anochecer que amanece.

Ahora no importa el viaje,

ahora no importa el tiempo,

ahora nada importa,

cuando la soledad decidió partir,

al alba,

desde el alfeizar de mi ventana.

Hoy siento en mi piel

los entrefríos de la tristeza

y su calidez me reconforta.

No me importa el mañana,

aún está por llegar.

José Manuel Contreras ... (ver texto completo)
podía ver lo que quisiera;

donde convocó a la envidia y al rencor.

Entró primero el rencor

seguido por la envidiosa envidia,

mas maravillados quedaron
... (ver texto completo)
Gracias, mi querida Amiga.
Es un privilegio que mis versos 'naveguen' hacia ese pueblín que me vio nacer un día de primavera de 1960. Nada sucede por casualidad, y allí llegaron mis padres, abuelos, tíos, primos..., con su compañía para que yo naciera en una de sus casas.
¡Cuánto vivido! ¡Cuánto por recordar!
Siempre agradecido, querida Amiga.
Besos
podía ver lo que quisiera;

donde convocó a la envidia y al rencor.

Entró primero el rencor

seguido por la envidiosa envidia,

mas maravillados quedaron

cuando observaron la agradable estancia

y sus riquezas,

y en sus espejos se vieron

y se gustaron;

presumieron de sus figuras,

y de su fuerza

y de su sombra iluminada.

Así el corazón de él quedó libre

de rencor y de envidia,

de envidia y de rencor

por un instante, infinitamente pequeño.

Y mientras se deleitaban con sus imágenes

reflejadas en cada espejo,

él abandonó el salón, en sigiloso silencio,

y cerró tras de sí la puerta

con siete vueltas de llave.

Dentro quedaron ellos;

fuera quedó él.

Soñó que soñaba un sueño

y cuando despertó

sintió una luz diferente

latiéndole en su corazón;

y en aquel rincón,

en el que nacen los sueños,

encontró una llave

hecha de luces y de sombras

con una leyenda que decía:

“Salón de los espejos, no abrir”.

José Manuel Contreras ... (ver texto completo)
Hola, nací en taranilla en el año 1.957, hija de canuto y Josefa, éramos 6 hermanos me gustaría k alguna persona de taranilla me contestará en este foro, aún recuerdo a doña Catalina, la maestra de las niñas, y a don tomas, el cura del pueblo recuerdo bastante bien como era taranilla, me vine a Barcelona con 10 años, dejando solito Sagrario k era una buenísima persona, pero muy desconfiado. X favor me haría mucha ilusión k alguien me escribiera, gracias.
Hola, Reyteje: Me imagino que eres tú quien envía el último mensaje llegado a mi correo. Gracias por tu saludo. Curioso que nos comuniquemos cada lustro pues tu último envío fue hace cinco años. Sobre el asunto no he averiguado nada más. Del pueblo no han sido muy expresivos que se diga en su momento. Y ahora con el coronavirus, menos. Dios nos dé a todos salud y fuerza para salir de esta, que por Colombia está siendo igualmente devastadora. Hay que cuidarse mucho y a ver si llega pronto esa tan ... (ver texto completo)
Hola, Tostón de la Calle, paisano y muy probable pariente, ya se ha pasado otro lustro? como indicas en tu comentario?. Ya no hay, según colijo, ningún Tostón por estos pagos, como tanto campaban en aquellos tiempos de La Ensenada. He pasado varios días consultando, los archivos del Ayuntamiento de Prado por la gentileza de Casiano su alcalde, así como en los del Archivo Diocesano de León, en busca de mi Rey y sus diversos entronques llegando a tiempos medievales. Abundan mi primero y segundo apellidos ... (ver texto completo)
Si me miro en el espejo

observo el presente,

incluso podría observar el pasado

si entornase la mirada

y mirase a los ojos que me miran;
... (ver texto completo)
El Valle, el Valle, mi querido rincón y casa solariega, que oyeron mis primeros gemidos en el pasado siglo y hace un mes volví a visitar en busca de mis lares y penates revolviendo mis raíces genealógicas disperdigadas por el entorno. Qué más puedo decir? alguna jeremiada o algún canto rememorando las ruinas de Itálica famosa, aunque no tan ilustre. Pero ahí sigue El PORTILLERO ahora indicado en el alto y marcando la cuenca del Cea.
EL NIÑO QUE MURIÓ DE FRÍO
Se llamaba Pedro Turienzo Fernández. Eran sus padres Emilio y Asunción, y había nacido en 1947 en el pueblecito de Villacorta (provincia de León).

El 22 de diciembre de 1956, después de comer, se fue a jugar con su primo Agustín Honrado, de doce años (que estaba pasando unos días en Villacorta), y con otro niño de Villacorta llamado Juan José Díez Rodríguez (de nueve años).

Era una hermosa tarde soleada, y los niños se entretenían cogiendo endrinos y espantando pájaros ... (ver texto completo)
El "pastor" que salvó al niño era mi padre.
Mas o menos la historia sobre mi padre no es asi por lo que el me contó, pero da igual, decir que mi padre falleció el 13 de julio y nunca conoció al chico que salvó. Hubiera estado bien
Buenas tardes.
Me llamo Mª del Pilar, vivo en Zaragoza, aunque mi sangre es palentina y también algo leonesa aunque mis antepasados de allí (Bustillo de Cea y alrededores) sea más antigua.
Estoy ayudando a un primo lejano a averiguar datos de sus antepasados para realizar el árbol genealógico y nos ha llevado hasta Santa Olaja de la Acción, su abuelo, Tomás Garrido Quintero se casó en primeras nupcias (1895) con Bernarda Reyero Reyero, hija de Luis y Micaela (de Santa Olaja estos tres últimos) ... (ver texto completo)
Deshojar una margarita

pétalo a pétalo

para encontrar esa sencilla respuesta

a la pregunta de “ ¿Me ama o no me ama?”;

para hallar esa respuesta sencilla

a la pregunta de “ ¿Será o no será?”

¿Cuántos pétalos de flores deshojadas

alfombran el destino de los enamorados inciertos?

¿Cuántos pétalos de flores deshojadas

cubren las desdudadas dudas de todos aquellos

que buscan la ansiada respuesta?

Recuerdo aquella primera vez

en la que tomé entre mis dedos

una frágil margarita que solitaria

encontré al borde del camino.

La miré con la sincera esperanza

que latía en este corazón enamorado

que palpitaba, de duda en duda,

en una juventud ya lejana.

Antes de arrancar el último pétalo

de su receptáculo

ya conocía la respuesta a mi pregunta.

¿Por qué deshojar esta flor de flores

para pretender obtener esa anhelada respuesta

que habita en mi corazón?

¿De dónde mi temor?

¿De dónde mi zozobra?

¿De dónde esas dudas

cuyas respuestas tienen un único origen?

No he vuelto a deshojar una flor,

pero sí he disfrutado de su tacto

y de su fragancia y de sus colores,

desdudando mis dudas en ese rinconcito

del corazón donde aguardan, pacientes,

todas las respuestas.

José Manuel Contreras ... (ver texto completo)
Dónde quedaron aquellos sueños

que soñaste cuando soñabas?

¿Cuándo decidiste dejar de soñar?

¿Cuándo decidiste dejar de vivir?

Recuerdo escuchar tu voz

cuando aún era un niño

y veía cómo la luz iluminaba

esa mirada tuya tan azul,

tan clara, tan intensa, tan profunda.

Soñaste con lo que ibas a hacer

cuando cumplieras la treintena.

Soñaste con lo que ibas a hacer

una vez cumplidos los cuarenta.

Soñaste con lo que ibas a hacer

al día siguiente de cumplir cincuenta.

Soñaste con lo que ibas a hacer

llegado el día de tu jubilación,

ese día que nunca llegó

pues dejaste de cumplir años

aquel día de septiembre

en el que la muerte vino a buscarte

mientras dormías, mientras ya no soñabas.

Soñaste dormido y soñaste despierto.

Los sueños se fueron difuminando

con el pasar de los años

sin llegar a ser alcanzados,

unos quizá diluidos,

otros quizá olvidados.

¿Cuántos sueños desvanecidos en la nada?

Recuerdo escuchar tu voz

una lejana tarde de primavera,

viendo cómo una sombra ensombrecía

esa mirada tuya tan profunda,

tan intensa, tan clara, tan azul.

Persigue cada uno de tus sueños,

decías,

hasta lograr alcanzarlos,

sin prisa, pero sin demora

pues el tiempo todo lo devora

y una mañana despertarás

habiendo olvidado cómo se sueña,

habiendo olvidado cómo se vive.

Soñaré hoy un sueño por perseguir

y si no lograra alcanzarlo

volveré a soñar otro sueño,

y otro, y otro.

Mañana, mañana aún está por llegar

al igual que muchos otros sueños,

y otros, y otros, y otros más.

José Manuel Contreras ... (ver texto completo)
Hola! Ese poema es mío. No hay problema en compartir reconociendo la autoría. Gracias!
Amanece la ciudad

silente de la habitual melodía

que orquesta ese tráfico constante

de vehículos diversos y transeúntes

en busca de sus destinos.

Aún permanecen encendidas farolas

con sus luces ambarinas, unas,

y con su blanco frío otras,

iluminando ahora nada,

mientras este sol de primavera

alfombra de luces y sombras,

parques, aceras y el ennegrecido asfalto.

Escucho lejano el rumor del agua

de ese arroyo artificial que incansable

recorre el parque.

Ahora me llega el alegre ladrido de un perro,

quizá provocado por esta primavera

que de nuevo nos acompaña,

o tal vez animado por los juegos

que su paseante le procura.

El canto alegre de un mirlo

acompaña mi mañana,

recordándome la belleza de una Naturaleza

que nos regala sonidos, colores y fragancias

que acarician nuestros sentidos.

Poco a poco la ciudad despierta

y se va perdiendo el silencio;

sonidos viejos y nuevos que nos acerca el viento,

rompen con su llegada este amanecer sereno.

Ruidos metálicos que, sin duda, brotan

del paso de un camión de la basura.

Una aguda sirena se abre paso,

con inusitada insistencia,

seguro nace de un vehículo de emergencias.

Estrépito provocado por el paso

de una moto sin silenciador

rompe este aire inundando

con su desagradable eco

todo el espacio, todo el tiempo.

Sonidos que me recuerdan

que la vida continúa

y que no se detiene por nada,

ni por nadie,

mientras la ciudad despierta,

mientras la ciudad duerme.

José Manuel Contreras ... (ver texto completo)
Me gusta la primavera;

quizá porque nací un mes de mayo

de hace ya algunos años.

¿Cuántos?

Qué más da, no es la razón,
... (ver texto completo)
La vida es esa tragicomedia

que se inicia cuando se levanta el telón

en ese preciso instante en el que llegamos,

finalizando cuando se baja el telón

en ese instante preciso en el que partimos.

Esa primera escena que llena de luz y color

todo el patio de butacas,

donde diferentes espectadores, pocos al principio,

disfrutan del comienzo de la función sin saber,

realmente, en cuántos actos se divide

este espectáculo de vida,

con un auditorio cambiante según avanza

el pasar de las escenas

y tú siempre sobre las tablas hasta el final.

En cada vida solo hay un actor principal,

tú mismo,

pero sin concha ni apuntador

que pueda ayudarte a salvar la escena.

Pertenezco a una estirpe de cómicos

por varias generaciones

y me siento muy orgulloso de estos orígenes

tan diferentes a los de muchos otros,

ni mejores ni peores, pero sí diferentes.

Una troupe familiar que viajaba

de pueblo en pueblo buscando lugares

en los que mostrar que la vida es sueño

y los sueños vida son,

con un extenso repertorio

haciendo así las delicias de unos espectadores

que ávidos de teatro y de noticias

llenaban cada tarde y cada noche

lugares con escenarios improvisados,

plazas donde nada había antes de su llegada,

teatros con bambalinas y candilejas

permitiendo que la magia del espectáculo

llenase de vida cada rincón.

Prestar tu cuerpo y tu voz,

tu risa y tu llanto,

tu soñar y sentir…

a diferentes personajes que cobraban vida,

esa vida que el autor había escrito en el libreto.

Diferentes actos han jalonado

y jalonan mi representación;

diferentes ‘mutis por el foro’

he protagonizado antes de tiempo

o con el tiempo ya cumplido.

Mas se acerca, espero que sin prisa,

el final de esta mi tragicomedia

y cuando se baje el telón

no esperaré aplauso alguno,

procuraré partir en silencio

y ligero de equipaje,

igual que cuando se levantó el telón

un día de primavera de aquel lejano año.

.
José Manuel Contreras ... (ver texto completo)