El calecho, al igual que el filandón, otra de las costumbres populares de la montaña leonesa, también consistía en una reunión entre vecinos, pero aportando matices y elementos propios, que lo difieren claramente del segundo. El calecho podía organizarse durante cualquier día del año, es decir, no tenía límites estacionales, y tenía lugar en veladas que se celebraban siempre antes de retirarse la gente a cenar. Otra diferencia notable es que a él se solían incorporar todos los vecinos, a diferencia ... (ver texto completo)