28. ANIVERSÁRIO
Me enternece, no sabéis de que manera. Cuando veo dos abuelines
sentados en una
terraza tomàndose un café con leche. Él le acaricia
la mejilla y ella le agrella el cuello de la camisa. Ella le sirve azucsr porque
a él le tiiembla el pulso y no puede. Pagan la consumición y se alejan
despacito por la acera, cogidos de la mano.
Tensi, Roberto, así me gustaría veros de mayorines, de la mano, juntos y
enamorados.
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