Aunque el hombre y la mujer sean dos mitades, estas dos mitades no son ni pueden ser iguales. Hay una mitad principal y otra mitad subalterna; la primera manda y la segunda obedece. (Jean-Baptiste Poquelin, esritor francés)
El tonto de Poquelin, tenía mejor la lengua metida donde yo sé.
Yo, se la cortaba pa los gochos.