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QUINTANILLA DE BABIA: Que bueno ¡las mias vivian en casa de Serapio y se...

CUENTO

Érase que se era una oveja y una corderina que vivían en Las Campas, en la casa del Abuelo Patricio. Ese día había salido una ralladina de sol, y aunque era invierno, se encaminaron hacia Las Cueñas, y se pusieron a pacer en un desnevio que había en un prao. Cuando estaban tan tranquilas, apareció el lobo y les dijo:
- Os voy a comer.

Y ellas muertas de miedo le contestaron:
- Espera un poquitín que estamos muy flaquitas de todo el invierno, déjanos pacer un buen rato, tú túmbate al sol y nosotras te avisamos.

El lobo se tumbó y se quedó dormido al sol. La oveja y la cordera salieron “patas pa’ qué os quiero” y llegaron a las portonas del Abuelo, justo cuando llegaba el lobo. Les dio tiempo a cerrar la portona y desde dentro la oveja decía:
- Aunque soy oveja cazcarrera, nunca me llevé mayor carrera.

Y el lobo decía por la parte de afuera:
- Aunque soy lobo pardo, nunca me llevé mayor petardo.

Que bueno ¡las mias vivian en casa de Serapio y se encontraron al lobo en Pinidiecho.
En el nusetro la oveja cerraba la puerta y el lobo se daba un golpe an las narices y le sangraban.
Cuando Sandra tenía 4 ó 5 años y se enteró de cual era la casa de Serapio fué corriendo a ver si habia restos de la sangre del lobo.