El frío y las primeras heladas dan paso a las tradicionales matanzas del cerdo o el gocho como tradicionalmente se conoce en tierras leonesas. Una arraiga tradición en los pueblos de la provincia que como toda tradición parece estar en vía de extinción.
Las matanzas del cerdo comienzan a ser casi una anécdota en unos cada vez más abandonados pueblos leoneses. Las matanzas domiciliarias en León han descendido más de un 68% en los últimos doce años, al pasar de más de 27.000 matanzas a no alcanzar las 8.700 mantazas en esta última temporada.
Pese a todo, León es la provincia que mantiene más viva esta tradición de la Comunidad frente a tras como Soria o Palencia donde no superan las 380 matanzas en una temporada donde en la Comunidad se registraron 25.934, según los datos de la consejería de Sanidad.
En el año 2000, la Junta aprobó una orden por la que se regula el reconocimiento sanitario de cerdos sacrificados en los domicilios particulares para autoconsumo y que establece el sistema de identificación para el control sanitario. Esta normativa autoriza el sacrificio de cerdos en domicilios particulares entre el último viernes del mes de octubre y el primer domingo de abril del año siguiente.
Desde la publicación de esta normativa para esta actividad que se define «tradicional» y que supone una excepción al régimen general de producción de carnes frescas para consumo humano, se prohíbe la comercialización de estos productos y además se obliga a cumplir lo dispuesto por las autoridades sanitarias, es decir, un control y examen para evitar consumo de carnes de un animal en mal estado, enfermo o que pueda tener alguna consecuencia en la salud humana.
Para ello, 350 veterinarios, 88 en la provincia de León, se registran cada año como colaboradores para llevar a cabo un control sanitario y analizar la carne que posteriormente se consume o forma parte de los productos que se elaboran como jamones, chorizos, morcillas, salchichones o jijas, entre otros.
En estos momentos, el sacrificio de cerdos está considerado administrativamente como una excepción del régimen general de producción de carnes frescas que debe hacerse siempre en mataderos autorizados. Existe una red de veterinarios para controlar las matanzas y de ellos depende que la carne se decomise, para proceder a su destrucción, o que se autorice el consumo de ésta. En la actualidad, la enfermedad de la triquinosis está prácticamente erradica en la Comunidad, aunque sigan apareciendo algunos casos, sobre todo, en animales salvajes, como jabalíes.
Las matanzas del cerdo comienzan a ser casi una anécdota en unos cada vez más abandonados pueblos leoneses. Las matanzas domiciliarias en León han descendido más de un 68% en los últimos doce años, al pasar de más de 27.000 matanzas a no alcanzar las 8.700 mantazas en esta última temporada.
Pese a todo, León es la provincia que mantiene más viva esta tradición de la Comunidad frente a tras como Soria o Palencia donde no superan las 380 matanzas en una temporada donde en la Comunidad se registraron 25.934, según los datos de la consejería de Sanidad.
En el año 2000, la Junta aprobó una orden por la que se regula el reconocimiento sanitario de cerdos sacrificados en los domicilios particulares para autoconsumo y que establece el sistema de identificación para el control sanitario. Esta normativa autoriza el sacrificio de cerdos en domicilios particulares entre el último viernes del mes de octubre y el primer domingo de abril del año siguiente.
Desde la publicación de esta normativa para esta actividad que se define «tradicional» y que supone una excepción al régimen general de producción de carnes frescas para consumo humano, se prohíbe la comercialización de estos productos y además se obliga a cumplir lo dispuesto por las autoridades sanitarias, es decir, un control y examen para evitar consumo de carnes de un animal en mal estado, enfermo o que pueda tener alguna consecuencia en la salud humana.
Para ello, 350 veterinarios, 88 en la provincia de León, se registran cada año como colaboradores para llevar a cabo un control sanitario y analizar la carne que posteriormente se consume o forma parte de los productos que se elaboran como jamones, chorizos, morcillas, salchichones o jijas, entre otros.
En estos momentos, el sacrificio de cerdos está considerado administrativamente como una excepción del régimen general de producción de carnes frescas que debe hacerse siempre en mataderos autorizados. Existe una red de veterinarios para controlar las matanzas y de ellos depende que la carne se decomise, para proceder a su destrucción, o que se autorice el consumo de ésta. En la actualidad, la enfermedad de la triquinosis está prácticamente erradica en la Comunidad, aunque sigan apareciendo algunos casos, sobre todo, en animales salvajes, como jabalíes.