El domingo de Ramos era un día alegre y triste a la vez. Se iba a Misa a por el ramo, y a estrenar. Había que estrenar algo, porque si no estrenabas, "no tenías ni manos ni pies" había que comprar algo nuevo, aunque sólo fuera un pañuelo moquero o unos escarpines o una diadema o unas orquillas... Todos, grandes y pequeños teníamos que estrenar este domingo.
Recuerdo haber oído decir, que los ramos de laurel sobrante se quemaban para hacer la ceniza del Miércoles de Ceniza para el año siguiente.
El domingo de Ramos, el que daba comienzo a la Semana Santa. Al impresionante Jueves Santo. Al silencio de las campanas. Al ensordecedor ruido de Matracas y Carracas llamando a la celebración de Las Tinieblas y de Los Santos Oficios. A los bares cerrados. Al silencio sepulcral del salón de baile con los cuarterones de las ventanas echados donde no se oía ni el aire... Al cine proyectando solamente películas religiosas o nada. A los programas de radio con música de procesiones. A las visitas a la Iglesia, a la Iglesia abierta día y noche. A la Virgen enlutada. A la procesión del Viernes de Dolor, la procesión del silencio... Al Sermón de las Siete Palabras que el señor cura pronunciaba entre la rotundidad y la vehemencia desde lo alto del púlpito con la Iglesia abarrotada de fieles... Y al traje de terciopelo negro de la Virgen de luto cubierta con un velo de gasa largo; cuando mirabas su cara difuminada a través del velo negro se podía adivinar un rictus de amargura como si estuviera llorando.
buenas tardes
Recuerdo haber oído decir, que los ramos de laurel sobrante se quemaban para hacer la ceniza del Miércoles de Ceniza para el año siguiente.
El domingo de Ramos, el que daba comienzo a la Semana Santa. Al impresionante Jueves Santo. Al silencio de las campanas. Al ensordecedor ruido de Matracas y Carracas llamando a la celebración de Las Tinieblas y de Los Santos Oficios. A los bares cerrados. Al silencio sepulcral del salón de baile con los cuarterones de las ventanas echados donde no se oía ni el aire... Al cine proyectando solamente películas religiosas o nada. A los programas de radio con música de procesiones. A las visitas a la Iglesia, a la Iglesia abierta día y noche. A la Virgen enlutada. A la procesión del Viernes de Dolor, la procesión del silencio... Al Sermón de las Siete Palabras que el señor cura pronunciaba entre la rotundidad y la vehemencia desde lo alto del púlpito con la Iglesia abarrotada de fieles... Y al traje de terciopelo negro de la Virgen de luto cubierta con un velo de gasa largo; cuando mirabas su cara difuminada a través del velo negro se podía adivinar un rictus de amargura como si estuviera llorando.
buenas tardes