Esta maravilla me situa en el recuerdo la soledad de un dia de
invierno en el cual el unico sonido que rompe la tranquilidad del
valle es el mañanero claxon del panadero, al cual la poca gente que hay en el
pueblo acude a por las grandes "hogazas" para hacer morcilla y a por una barra para acompañar a una calida sopa que junto con la "lumbre" nos hace entrar en calor. Son dias en los que pocas ánimas deambulan por el pueblo, unas a por leña y otras a hacer los queaceres diarios, que por desgracia
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