Las cosas, los pueblos y la gente cambian, pero no pierden su encanto así como así. Para mí Remolina sigue teniendo el mismo encanto de siempre, sólo hay que saber adaptarse a los cambios. Los paseos por el monte o por el Camino Abajo no cambiarán nunca. Siento que haya desaparecido el encanto que tú le veías.
Un abrazo para todos.
Un abrazo para todos.