De verdad se siente mucha nostalgia. Recuerdos de año tras año pasar allí las vacaciones en
casa de mi abuela Victorina. Recuerdos de niñez y
juventud con la cuadrilla de
amigos. Cada vez que veo una
foto del querido
Riaño de siempre me dá un vuelco de tristeza el corazón.