Siento indignación por la noticia del derribo del caño. ¿Cómo se pueden tomar estas decisiones sin contar con el pueblo?. Me da mucha pena, pues como yo y otras generaciones anteriores y posteriores a mi, recordamos muchos momentos vividos en nuestra niñez, como un lugar de encuentro, de juegos, al igual que los soportales de la iglesia, que espero, sea un lugar que no llegue a desaparecer, como bien dice mi hermana refiriéndose a la iglesia. La imagen del pueblo ya no es la misma, le han quitado una parte muy importante de su identidad. Me atrevo a decir ¡EL AGUA ES VIDA Y..... PARTE DE ELLA NOS LA HAN QUITADO!