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Casi 14 de cada 100 euros que genera la economía leonesa dependen aún del carbón
Sólo los ingresos por los 4 millones de toneladas que se extraen de las minas suponen 400 millones anuales
Las minas leonesas conservan 3.500 empleos directos, pero los puestos de trabajo inducidos llegan a
La minería del carbón afronta, una vez más, unas semanas decisivas para fijar las normas que han de regir la actividad, en el fondo la viabilidad del sector, en los próximos años. El decreto que reinstaura de hecho los incentivos al consumo de carbón autóctono y la negociación del nuevo marco de ayudas europeo más allá del año que viene marcan la apretada agenda de prioridades de la minería local. Una agenda que día a día se salpica de zancadillas que ponen desde la tradicional oposición ecologista a las presiones de las eléctricas y, más recientemente, la utilización por parte del PP nacional de las ayudas al carbón como arma arrojadiza contra el presidente Zapatero.
En el centro del debate, el mantenimiento de una reserva energética que se considera estratégica porque es la única que se puede controlar y regular dentro del país; y el sostenimiento de una actividad económica que, de desaparecer, provocaría un problema social y territorial de dimensiones mucho mayores a las de las ayudas públicas que necesita para subsistir.
En el caso concreto de León (de donde proviene la mitad del carbón nacional que se aporta al sistema eléctrico), ¿qué supone hoy la minería como actividad económica? Acostumbrados a hablar del carbón como base económica el declive desde hace ya muchos años, con rigurosos planes de reestructuración y recorte desde hace más de una década, parece haberse perdido la perspectiva de qué supone hoy la tracional actividad minera para la economía provincial. Y, con los datos sobre la mesa, no es poco.
Por ejemplo, lo cuatro millones de toneladas que se extraen aún de las minas en activo de la provincia cada año suponen unos ingresos de 400 millones de euros (incluidas las ayudas al funcionamiento, según los cálculos de la patronal del sector, Carbunión). Un dinero que es sólo la punta del iceberg de la riqueza que en realidad genera la minería del carbón en la provincia, por su enorme efecto multiplicador.
Por ejemplo en el empleo, y por tanto en los salarios. A pesar del brutal recorte de los puestos de trabajo llevado a cabo en los últimos años, el carbón emplea actualmente en León a 3.500 trabajadores de forma directa (2.500 en las empresas mineras y otro millar a través de subcontratas). Según un estudio de la Universidad de León, cada empleo directo en minería genera casi dos de manera indirecta y tres si se suman los empleos inducidos.
Es decir, a los salarios que se pagan a los mineros hay que sumar los pagos y salarios a las empresas auxiliares, y los empleos y riqueza que generan en las comarcas mineras el consumo de los trabajadores del carbón. En total, casi cinco empleos por cada minero en activo.
En resumen, más de 15.000 empleos repartidos también en los sectores de transporte, comercio, construcción y hostelería, que dependen en origen de las rentas que salen de las minas de carbón locales (unas rentas medias de 22.500 euros al año, según el cálculo de la patronal). Actividades que no sólo computan en el sector privado, sino que a través del pago de los correspondientes impuestos y cotizaciones generan un importante aporte a las arcas públicas.
Sumando la producción minera, la aportación de las actividades industriales que lleva consigo y la actividad generada alrededor del consumo de los trabajadores del sector el cálculo realizado implica que un 13,5% de la creación de riqueza de la provincia tiene su base en el sector del carbón, según los cálculos de la patronal. «Unas aportaciones en positivo que podrían leerse con signo negativo en el caso de que desapareciera la actividad minera».
Sólo los ingresos por los 4 millones de toneladas que se extraen de las minas suponen 400 millones anuales
Las minas leonesas conservan 3.500 empleos directos, pero los puestos de trabajo inducidos llegan a
La minería del carbón afronta, una vez más, unas semanas decisivas para fijar las normas que han de regir la actividad, en el fondo la viabilidad del sector, en los próximos años. El decreto que reinstaura de hecho los incentivos al consumo de carbón autóctono y la negociación del nuevo marco de ayudas europeo más allá del año que viene marcan la apretada agenda de prioridades de la minería local. Una agenda que día a día se salpica de zancadillas que ponen desde la tradicional oposición ecologista a las presiones de las eléctricas y, más recientemente, la utilización por parte del PP nacional de las ayudas al carbón como arma arrojadiza contra el presidente Zapatero.
En el centro del debate, el mantenimiento de una reserva energética que se considera estratégica porque es la única que se puede controlar y regular dentro del país; y el sostenimiento de una actividad económica que, de desaparecer, provocaría un problema social y territorial de dimensiones mucho mayores a las de las ayudas públicas que necesita para subsistir.
En el caso concreto de León (de donde proviene la mitad del carbón nacional que se aporta al sistema eléctrico), ¿qué supone hoy la minería como actividad económica? Acostumbrados a hablar del carbón como base económica el declive desde hace ya muchos años, con rigurosos planes de reestructuración y recorte desde hace más de una década, parece haberse perdido la perspectiva de qué supone hoy la tracional actividad minera para la economía provincial. Y, con los datos sobre la mesa, no es poco.
Por ejemplo, lo cuatro millones de toneladas que se extraen aún de las minas en activo de la provincia cada año suponen unos ingresos de 400 millones de euros (incluidas las ayudas al funcionamiento, según los cálculos de la patronal del sector, Carbunión). Un dinero que es sólo la punta del iceberg de la riqueza que en realidad genera la minería del carbón en la provincia, por su enorme efecto multiplicador.
Por ejemplo en el empleo, y por tanto en los salarios. A pesar del brutal recorte de los puestos de trabajo llevado a cabo en los últimos años, el carbón emplea actualmente en León a 3.500 trabajadores de forma directa (2.500 en las empresas mineras y otro millar a través de subcontratas). Según un estudio de la Universidad de León, cada empleo directo en minería genera casi dos de manera indirecta y tres si se suman los empleos inducidos.
Es decir, a los salarios que se pagan a los mineros hay que sumar los pagos y salarios a las empresas auxiliares, y los empleos y riqueza que generan en las comarcas mineras el consumo de los trabajadores del carbón. En total, casi cinco empleos por cada minero en activo.
En resumen, más de 15.000 empleos repartidos también en los sectores de transporte, comercio, construcción y hostelería, que dependen en origen de las rentas que salen de las minas de carbón locales (unas rentas medias de 22.500 euros al año, según el cálculo de la patronal). Actividades que no sólo computan en el sector privado, sino que a través del pago de los correspondientes impuestos y cotizaciones generan un importante aporte a las arcas públicas.
Sumando la producción minera, la aportación de las actividades industriales que lleva consigo y la actividad generada alrededor del consumo de los trabajadores del sector el cálculo realizado implica que un 13,5% de la creación de riqueza de la provincia tiene su base en el sector del carbón, según los cálculos de la patronal. «Unas aportaciones en positivo que podrían leerse con signo negativo en el caso de que desapareciera la actividad minera».