PENSANDO EN EL FUTURO
¿Y qué hacemos con las minas?
Hubo quien propuso que fueran cementerio nuclear
* Casi 150 minas olvidadas en 30 años
Manuel C. Cachafeiro / León
Algunas antiguas minas se han reconvertido en grandes cielos abiertos. Un ejemplo puede ser el gran hoyo excavado por la Hullera Vasco Leonesa en lo que antes fueron algunos de sus pozos más emblemáticos, como Ciñera, Santa Lucía, Competidora... Los avances técnicos han permitido extraer carbón con grandes excavadoras allí donde antes había que bajar por túneles y galerías.
De todas maneras, son muchas más todavía las minas abandonadas que quedan en la provincia de León. ¿Y qué hacer con ellas? puede ser una buena pregunta. Hasta ahora se había planteado su uso como almacén de residuos nucleares, ya descartado. Y aún está sobre la mesa todo el tema de la captura del CO2, que sería inyectado de nuevo a las capas más profundas si se logra extraer tecnológicamente a gran escala.
Mientras, esta misma semana, dos ingenieros asturianos han realizado una propuesta más: de las minas se puede obtener energía geotérmica para dar servicio a los pueblos próximos.
La investigación se ha publicado en una revista inglesa, Renewable Energy. Ese aprovechamiento de la energía geotérmica de baja intensidad podría facilitar calefacción y agua caliente a los vecinos de las cuencas mineras. Según Rafael Rodríguez, de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Oviedo, uno de los dos autores del estudio, lo único que hay que hacer es aprovechar el calor del interior de la Tierra. En colaboración con otra colega, María Belarmina Díaz, ambos han desarrollado un método “semiempírico” (entre matemático y experimental) para calcular la cantidad de calor que podría proporcionar una galería. Eso sí, debería ser todavía una galería en uso, próxima a ser abandonada. “Con la mina en actividad se puede acceder fácilmente a las galerías para tomar datos sobre la ventilación o sobre las propiedades de las rocas; además se pueden realizar sondeos y diseñar mejor los circuitos, e incluso programar el cierre de algunos tramos para dedicarlos a la obtención de energía geotérmica”, señala Rafael Rodríguez en declaraciones a la agencia Sinc. Una vez que se clausura la mina también se puede aprovechar la energía geotérmica, “pero ya no es posible modificar nada en ella ni obtener datos”, añade.
El estudio contempla el aprovechamiento geotérmico de una galería tipo de dos kilómetros de longitud en la que, a una profundidad de 500 metros, la temperatura de la roca ronda los 30º centígrados. Mediante tuberías, el agua podría entrar a 7º y salir a 12º, una ganancia suficiente para beneficiar a algún municipio localizado sobre la explotación.
Además de permitir predecir su producción, porque siempre generaría la misma energía, el sistema no tiene riesgo alguno de contaminación térmica para los acuíferos al ir todo él por tubería. El uso de la energía geotérmica también permite reducir las emisiones de CO2 y es independiente de las condiciones climáticas (a diferencia de otras energías renovables como la solar o la eólica). Otras ventajas, según el estudio de estos dos ingenieros asturianos, son el aprovechamiento de instalaciones ya en uso, el hecho de no contaminar en el entorno próximo y la rentabilidad a largo plazo.
Poco optimista sobre ese aprovechamiento es el empresario berciano Manuel Lamelas Viloria. No lo ve muy rentable porque sólo se podría aprovechar en minas muy profundas, que no es el caso de León, salvo algunas excepciones. Además, al coste de producción de esa energía habría que añadir el gasto en el mantenimiento de las galerías.
La mayoría de las minas que se abandonan terminan inundadas. “No lo veo fácil, ahora, todos los días se está investigando y puede que algún día se llegue a una conclusión satisfactoria para todos”, añade Viloria. En León son muy escasas las experiencias con minas abandonadas. La única se ha dado en Sabero, donde una pequeña empresa gestiona una plantación de champiñón en una antigua bocamina de Hulleras.
¿Y qué hacemos con las minas?
Hubo quien propuso que fueran cementerio nuclear
* Casi 150 minas olvidadas en 30 años
Manuel C. Cachafeiro / León
Algunas antiguas minas se han reconvertido en grandes cielos abiertos. Un ejemplo puede ser el gran hoyo excavado por la Hullera Vasco Leonesa en lo que antes fueron algunos de sus pozos más emblemáticos, como Ciñera, Santa Lucía, Competidora... Los avances técnicos han permitido extraer carbón con grandes excavadoras allí donde antes había que bajar por túneles y galerías.
De todas maneras, son muchas más todavía las minas abandonadas que quedan en la provincia de León. ¿Y qué hacer con ellas? puede ser una buena pregunta. Hasta ahora se había planteado su uso como almacén de residuos nucleares, ya descartado. Y aún está sobre la mesa todo el tema de la captura del CO2, que sería inyectado de nuevo a las capas más profundas si se logra extraer tecnológicamente a gran escala.
Mientras, esta misma semana, dos ingenieros asturianos han realizado una propuesta más: de las minas se puede obtener energía geotérmica para dar servicio a los pueblos próximos.
La investigación se ha publicado en una revista inglesa, Renewable Energy. Ese aprovechamiento de la energía geotérmica de baja intensidad podría facilitar calefacción y agua caliente a los vecinos de las cuencas mineras. Según Rafael Rodríguez, de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Oviedo, uno de los dos autores del estudio, lo único que hay que hacer es aprovechar el calor del interior de la Tierra. En colaboración con otra colega, María Belarmina Díaz, ambos han desarrollado un método “semiempírico” (entre matemático y experimental) para calcular la cantidad de calor que podría proporcionar una galería. Eso sí, debería ser todavía una galería en uso, próxima a ser abandonada. “Con la mina en actividad se puede acceder fácilmente a las galerías para tomar datos sobre la ventilación o sobre las propiedades de las rocas; además se pueden realizar sondeos y diseñar mejor los circuitos, e incluso programar el cierre de algunos tramos para dedicarlos a la obtención de energía geotérmica”, señala Rafael Rodríguez en declaraciones a la agencia Sinc. Una vez que se clausura la mina también se puede aprovechar la energía geotérmica, “pero ya no es posible modificar nada en ella ni obtener datos”, añade.
El estudio contempla el aprovechamiento geotérmico de una galería tipo de dos kilómetros de longitud en la que, a una profundidad de 500 metros, la temperatura de la roca ronda los 30º centígrados. Mediante tuberías, el agua podría entrar a 7º y salir a 12º, una ganancia suficiente para beneficiar a algún municipio localizado sobre la explotación.
Además de permitir predecir su producción, porque siempre generaría la misma energía, el sistema no tiene riesgo alguno de contaminación térmica para los acuíferos al ir todo él por tubería. El uso de la energía geotérmica también permite reducir las emisiones de CO2 y es independiente de las condiciones climáticas (a diferencia de otras energías renovables como la solar o la eólica). Otras ventajas, según el estudio de estos dos ingenieros asturianos, son el aprovechamiento de instalaciones ya en uso, el hecho de no contaminar en el entorno próximo y la rentabilidad a largo plazo.
Poco optimista sobre ese aprovechamiento es el empresario berciano Manuel Lamelas Viloria. No lo ve muy rentable porque sólo se podría aprovechar en minas muy profundas, que no es el caso de León, salvo algunas excepciones. Además, al coste de producción de esa energía habría que añadir el gasto en el mantenimiento de las galerías.
La mayoría de las minas que se abandonan terminan inundadas. “No lo veo fácil, ahora, todos los días se está investigando y puede que algún día se llegue a una conclusión satisfactoria para todos”, añade Viloria. En León son muy escasas las experiencias con minas abandonadas. La única se ha dado en Sabero, donde una pequeña empresa gestiona una plantación de champiñón en una antigua bocamina de Hulleras.