Desorientación total sobre los planes para almacenar el carbón en Hunosa
Las empresas del sector seguían ayer sin tener ni idea del operativo para enviar el mineral térmico a la compañía asturiana, donde también impera el mutismo.
Absolutamente desorientados. Así es como andan los grandes grupos carboneros con intereses en el Bierzo y Laciana después del primer impacto sorpresa de la medida aprobada por el Gobierno para almacenar provisionalmente sus cupos térmicos en Hunosa.
Las fuentes patronales consultadas ayer por este periódico sobre las fórmulas tanto económicas y logísticas en torno a las que se articularán los envíos de mineral que Endesa rechaza apilar desde hace ya dos semanas no cuentan con explicación alguna ni del Ministerio de Industria ni de la propia Hunosa.
Las empresas mineras siguieron ayer acumulando sus producciones en sus propios parques y aunque las incógnitas que planean sobre las cabezas de sus directivos sobre el almacenamiento estratégico aprobado el viernes por el Consejo de Ministros son muchas y variadas, el discurso oficial es de tranquilidad.
Al menos con el horizonte de aproximadamente un mes que a la mayoría les brindaría la capacidad de sus parques antes de verse desbordadas. Agosto, sin embargo, no parece el mejor periodo para obtener respuestas del Ministerio de Industria sobre cómo va a funcionar el almacenamiento estratégico en Hunosa ni mucho menos que tipo de compensaciones pueden recibir las mineras por el transporte y el estocaje. Fuentes de Hunosa, donde supuestamente sus técnicos deben estar trabajando para organizar la recepción de las miles de toneladas de mineral que las térmicas bercianas no queman por la falta de demanda y la baja competitividad del carbón en el mercado eléctrico, se expresaron ayer al respecto de forma muy lacónica. «Se dará cumplimiento al acuerdo del Consejo de Ministro», indicaron.
Un tanto sotto voce el mensaje de tranquilidad y de voto de confianza a los nuevos planes gubernamentales es bien distinto. Se llena de recelo.
La recuperación del incentivo al consumo del carbón autóctono para la producción energética, enarbolado sobre todo por el comité de Compostilla II, es considerada como la verdadera solución al problema actual.
Con dos millones de toneladas de carbón acumulado en la saturada térmica de Endesa en Cubillos del Sil y casi un millón y poco espacio para más en Anllares (Unión Fenosa). En ambos centros, la producción eléctrica en lo que va de año roza niveles históricamente ridículos y de cuestionable rentabilidad.
Las empresas del sector seguían ayer sin tener ni idea del operativo para enviar el mineral térmico a la compañía asturiana, donde también impera el mutismo.
Absolutamente desorientados. Así es como andan los grandes grupos carboneros con intereses en el Bierzo y Laciana después del primer impacto sorpresa de la medida aprobada por el Gobierno para almacenar provisionalmente sus cupos térmicos en Hunosa.
Las fuentes patronales consultadas ayer por este periódico sobre las fórmulas tanto económicas y logísticas en torno a las que se articularán los envíos de mineral que Endesa rechaza apilar desde hace ya dos semanas no cuentan con explicación alguna ni del Ministerio de Industria ni de la propia Hunosa.
Las empresas mineras siguieron ayer acumulando sus producciones en sus propios parques y aunque las incógnitas que planean sobre las cabezas de sus directivos sobre el almacenamiento estratégico aprobado el viernes por el Consejo de Ministros son muchas y variadas, el discurso oficial es de tranquilidad.
Al menos con el horizonte de aproximadamente un mes que a la mayoría les brindaría la capacidad de sus parques antes de verse desbordadas. Agosto, sin embargo, no parece el mejor periodo para obtener respuestas del Ministerio de Industria sobre cómo va a funcionar el almacenamiento estratégico en Hunosa ni mucho menos que tipo de compensaciones pueden recibir las mineras por el transporte y el estocaje. Fuentes de Hunosa, donde supuestamente sus técnicos deben estar trabajando para organizar la recepción de las miles de toneladas de mineral que las térmicas bercianas no queman por la falta de demanda y la baja competitividad del carbón en el mercado eléctrico, se expresaron ayer al respecto de forma muy lacónica. «Se dará cumplimiento al acuerdo del Consejo de Ministro», indicaron.
Un tanto sotto voce el mensaje de tranquilidad y de voto de confianza a los nuevos planes gubernamentales es bien distinto. Se llena de recelo.
La recuperación del incentivo al consumo del carbón autóctono para la producción energética, enarbolado sobre todo por el comité de Compostilla II, es considerada como la verdadera solución al problema actual.
Con dos millones de toneladas de carbón acumulado en la saturada térmica de Endesa en Cubillos del Sil y casi un millón y poco espacio para más en Anllares (Unión Fenosa). En ambos centros, la producción eléctrica en lo que va de año roza niveles históricamente ridículos y de cuestionable rentabilidad.