Hola Tirso,
Me acuerdo de haber leído, años ha, las leyendas de Bécquer y de esta
en particular; me pregunto si todavía guarda el libro mi madre...
Pero bueno, por eso decía lo de dejar las escopetas en
casa, por la
afición que tienen algunos a pegarles un tiro (o un saetazo, en épocas
más pretecnológicas) a tó bicho que se mueve, aunque sea su propia alma
en
disfraz.
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