Decimos que el castro de Vegarienza fue cristianizado con Santa Colomba y,
efectivamente, señalan y se ven sobre el terreno las ruinas de la ermita. Hay
también en Rosales, que es el pueblo inmediato, una colina muy parecida a esta
con el nombre de Santa Colomba. Es lugar naturalmente estratégico, con defensas
regulares por tres puntos, pero accesible en llano por otro, donde no hay más que
un ligero corte de la loma, ni más defensas que el templo que tuviesen los primitivos
trasformado en ermita de Santa Colomba, cuya imagen se halla en un altar
lateral de la iglesia de Rosales.
Cuenta la tradición que los vecinos de ambos pueblos, de Vegarienza y de
Rosales, se disputaban la Santa, que la robaban alternativamente por las noches,
y que aparecía, marchándose ella sola, en una u otra ermita. Es fácil que esos
lejanos ecos se refieran al momento de la cristianización, y que aludan a la lucha
entablada entre los partidarios de la nueva religión y los aferrados a la antigua; pues
un cambio de tanta transcendencia, como toda innovación importante, nunca se
verifica (realiza) a gusto de todos, ni sin la protesta de algunos. Tal vez es la prueba
de que cada pueblo quería aventajar al otro en el celo por conservar cerca de si a la
Santa para asegurarse su protección en los cielos. En la contienda suscitada,
parece que triunfaron los de Rosales, como se deduce de la actual posesión de la
imagen. Esa tradición es tan constante, tan clara y tan viva que, aún hoy, cuando los
de Rosales discuten con los de Vega, como suele acontecer entre vecinos, aquellos
echan a éstos en cara como buen insulto: «con vosotros no paran ni los santos»,
aludiendo a Santa Colomba.
Cita Padre Cesar Moran
efectivamente, señalan y se ven sobre el terreno las ruinas de la ermita. Hay
también en Rosales, que es el pueblo inmediato, una colina muy parecida a esta
con el nombre de Santa Colomba. Es lugar naturalmente estratégico, con defensas
regulares por tres puntos, pero accesible en llano por otro, donde no hay más que
un ligero corte de la loma, ni más defensas que el templo que tuviesen los primitivos
trasformado en ermita de Santa Colomba, cuya imagen se halla en un altar
lateral de la iglesia de Rosales.
Cuenta la tradición que los vecinos de ambos pueblos, de Vegarienza y de
Rosales, se disputaban la Santa, que la robaban alternativamente por las noches,
y que aparecía, marchándose ella sola, en una u otra ermita. Es fácil que esos
lejanos ecos se refieran al momento de la cristianización, y que aludan a la lucha
entablada entre los partidarios de la nueva religión y los aferrados a la antigua; pues
un cambio de tanta transcendencia, como toda innovación importante, nunca se
verifica (realiza) a gusto de todos, ni sin la protesta de algunos. Tal vez es la prueba
de que cada pueblo quería aventajar al otro en el celo por conservar cerca de si a la
Santa para asegurarse su protección en los cielos. En la contienda suscitada,
parece que triunfaron los de Rosales, como se deduce de la actual posesión de la
imagen. Esa tradición es tan constante, tan clara y tan viva que, aún hoy, cuando los
de Rosales discuten con los de Vega, como suele acontecer entre vecinos, aquellos
echan a éstos en cara como buen insulto: «con vosotros no paran ni los santos»,
aludiendo a Santa Colomba.
Cita Padre Cesar Moran
