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ROSALES: Claro... Antes no había primitiva, bonoloto, once,...

—No veo nada, —comenta Cayo muy asustado.

—No te muevas, pienso que la cueva es grande, —añade Juseph. —Ahora
mismo te doy el otro farol. Cayo lo coge, mira si el lugar donde apoya
sus pies es seguro. Un trozo más abajo, sobre una repisa del suelo, ve
un pequeño recipiente de barro.

—Está lleno, parece tierra lo que contiene. No me atrevo a descender por
el agujero sin la ayuda de una soga, —comenta Cayo con miedo y el susto
metido en el cuerpo.

—Trae el farol y agárrate a mi mano para subir, —le dice Juseph. Cayo
se agarra con fuerza a su mano y éste lo sube al socavón que había
hecho Romero. Cayo sale del agujero y se queda en La Navesario mientras
su hermano Juseph vuelve a casa. Coge una soga y una manada de paja seca,
todo lo rápido que puede, regresa al lugar del suceso.

— ¿Para que quieres la paja? —le pregunta Cayo cuando lo ve llegar.

—Vamos a hacer una facha para que puedas ver mejor el lugar donde has
visto la pota de barro, —añade Juseph.

Juseph hace una facha con la paja. Cayo con la soga da varias vueltas
alrededor de su cintura y hace un apretado nudo. Juseph enciende la
facha con dos o tres pajas que ha metido dentro del farol, estas comienzan
a arder y con su débil llama dan fuego a la facha, que ilumina toda la
cueva. Juseph sujeta la cuerda y Cayo desciende por el agujero con la
antorcha en la mano izquierda. Llega al lugar donde estaba la pota. Aparta
la tierra que tapaba la boca y un ligero resplandor nubla su vista. Mete
la mayo y toca los pequeños lingotes.

— ¿Hay algo en la pota? —pregunta Juseph muy nervioso.

—Si, si, creo que son lingotes de oro, —contesta Cayo. —Ayúdame a subir.
Juseph, embriagado por la emoción y sorpresa, tira de la cuerda y lo sube.
Cayo sale de agujero. Los dos contemplan el contenido de la pota. Cogen
las herramientas y vuelven a la casa de Cayo y éste despierta a su mujer,
que conmocionada por la enorme sorpresa, se cae desmayada en medio de la
cocina.

— ¡Parece un milagro! —añade ésta una vez se ha repuesto.

Juseph coge la pota con los lingotes y vuelve a su casa en el barrio de
La Solana. Su mujer lo esperaba sentada en el escaño junto a la lumbre.

— ¡Mira! ¡mira! ¡mira, mujer! Tenías razón. ¡Tu sueño de la noche pasada!
—Juseph hablaba con voz entrecortada. -Aquí tenemos suficiente oro para
ayudar a la familia, pero de momento he acordado con mi hermano Cayo no
decirlo a otros vecinos del pueblo y comprar un copón, de los mejores,
para la Iglesia del pueblo.

Así lo hicieron. Pero en una pequeña aldea como Rosales, es difícil
mantener la boca cerrada mucho tiempo. Y poco a poco la noticia se
difundió entre los vecinos del pueblo y también llegó a los pueblos de
Omaña. En la memoria de estas pocas gentes de Rosales ha permanecido
varios siglos este suceso, pero nadie sabe que familia tuvo esta enorme
suerte.

Los nombres de las personas no son reales, los lugares sí. El suceso...
no lo sé. Desde hace unos años mantengo la fuerte convicción de la
existencia de alguna cueva en Campovalle, conocida por los primeros
pobladores del lugar.

FIN

Claro... Antes no había primitiva, bonoloto, once, euromillones... Lo único que quedaba para soñar, era el socabón:-)
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Hola B. M.

Pues sí tienes razón, a juzgar por todas las historias sobre tesoros
escondidos en cuevas. Pero no te creas que no había variedad, porque
también te podía tocar la rueca de la fuente encantada, si adevanabas
lo suficiente.

Ana
Aagggg...... Ya decía yo que en este párrafo me chirriaba algo.. Y es que se escribe "socavón" con. "v", como cavar.... socavar.....