En ese
cementerio, construido por la comunidad Salentana en Buenos Aires, hay enterradas dos personas, una niña, prima de mi padre y una señora. Las dos porque el cura del
pueblo no permitió el enterramiento en el
Campo Santo debido a que la primera no estaba bautizada y la segunda vivía "en pecado". Expresiones de una
España que no debe volver. Aunque todavía hoy hay muestras de esas conductas aberrantes en la curia mas conservadora.