Al fondo la torre mozárabe de la iglesia en la que el sol juega al escondite en esta tarde primaveral. Son dos focos o fuentes de luz, la una natural, la que se esconde y la otra fuente de luz espiritual que ha alumbrado tantas noches, tantas penas y tantas alegrías en todas las personas de San Justo y visitantes, que ninguna de estas fuentes se agote en nuestras vidas, solo así podremos caminar seguros.