Llevado a hombros paseado por las
calles de corbillos,
san Isidro llego desde la
parroquia de san justo y convocados por el
santo que araba con bueyes, y preguntado, como oi decir en saber y ganar contesto: aré lo que pude, seguimos en pos. El gran
pendón, que yo ví por primera vez, ni sabía que existiera, es grandioso. Celebrada con solemnidad la Eucaristía, la
iglesia a tope, salimos a recorrer los
caminos y ver los
campos, para recibir la bendición del Santo.