Así de agusto se echan y reposan estas maravillosas criaturas, recuerdo sus grandes ojazos, su lengua limpiadora, sus dientes inferiores, sus morros que se elongaban para cortar la hiewrba hacia arriba, su andar tranquilo, si no las picaba el tábano o la mosca que decíamos y entonces corrían grandonas y desbocadas. Suc cola espanatando insectos a diestra y siniestra o descansando sobre sus cuartos traseros cuando estos bichitos no les molestaban. sus orejonas, como abanicos hacia adelantte y hacia atrás para lo que fuere, su kiki en la testuz. Todo en ellas es grande y por eso me gustan. Su dueño en Pasariegos estará orgulloso aunque le den trabajo.