El 23 de septiembre de 1960, el Consejo de Ministros del gobierno de
España, aprobó la adhesión de
San Pedro de Paradela al
ayuntamiento de
Fabero. El 4 de noviembre de ese mismo año, se recibió en el ayuntamiento la resolución ministerial: San Pedro de Paradela pasó a formar parte del Municipio de Fabero. Hasta dicha fecha, San Pedro de Paradela era una pedanía del municipio de Páramo del Sil.
La orografía de San Pedro no era muy proclive a altos rendimientos agrarios y ganaderos por lo que, en el marco de una España que se enganchó a la revolución industrial
tarde, a principios del
siglo XX seguíamos inmersos en una
agricultura y
ganadería de subsistencia.
El cultivo del centeno (el
pan) junto con las
castañas, era determinante en la vida de principios de siglo XX. Era el alimento básico para hombres y animales. Las gachas de harina de centeno y el caldo de castañas eran la base alimenticia hasta la llegada de la patata, que se hacía en cachelos, caldo y fritas con manteca de
cerdo. Pues el cerdo era un elemento fundamental de la economía familiar.
En general La
cabaña ganadera de principios del siglo XX, era la misma que el siglo XVIII,
vacuno, ovino y
porcino.
Completaban la cabaña ganadera hasta mediados los años sesenta, el burro como animal de carga o el
caballo en caso de los más ricos; el perro para guardar la
casa, el gato para mantenerla limpia de ratones, y las gallinas que eran muy estimadas por sus huevos para alimentación y porque los mismos, se utilizaban para el trueque a la hora de hacerse con pimentón, aceite y a veces jabón.
El dinero apenas circulaba por lo que sus habitantes utilizaban normalmente el intercambio de jornadas para hacer las labores más pesadas y pagaban al
médico, al cura e incluso la contribución en especies. La contribución figuraba en reales y también en trigo y centeno.
Estas formas socioculturales y las
costumbres se vieron fuertemente afectadas con la expansión de las explotaciones mineras. La
cuenca minera, donde se localizaba un criadero de la variedad de
carbón antracita de singular importancia, forma parte del manchón carbonífero más extenso de la
provincia de
León, el Manchón del
Bierzo.
Los años cuarenta y cincuenta fueron años de creciente demanda de trabajadores para emplear en las
minas y de competencia entre las empresas por mano de obra cualificada. La
población de las localidades asentadas en el
entorno resultaba insuficiente para las necesidades de personal de las empresas. Esto hizo que llegasen oleadas de inmigrantes.
En San Pedro contamos en aquellos años con las minas de Lauro y Las Colladas.
Pero la
entrada de España en 1986 en la Comunidad Europea implicó un giro en la política nacional del sector del carbón, comenzando aquí la regresión del carbón que llevaron al declive de la zona.
Ahora parece que el tiempo se ha detenido.