Ahy está, la espadaña de la ermita, testigo viejo y mudo, de como cambia un mundo que nos era conocido, palmo a palmo, donde soñar era posible, donde el mañana era conocido y el ayer no existía, porque era todabia. De como se fueron tus vecinas Petra, la que te cuidaba cuando nadie la veia, porque se escondía para no molestar a nadie y Jacinta la coja, siempre con una sonrrisa como si no la costara nada el andar con sus piernas dobladas a ras del suelo, y Ponguero el que no creia en nada y nada le...