Me sumo a tu admiración por un MAESTRO, eso, con mayúsculas, del que guardo un recuerdo imborrable. Recuerdo un día que entró el Bestia de don Julián a darnos de hostias a algunos de los que estábamos allí y se fué con el rabo entre las piernas, pues le plantó cara y le dijo" En mi escuela ni usted ni nadie toca a mis discípulos" No se me olvidará mientras viva.