Y la música del momento: piar de pardales que van dando vuelos cortos buscando granos por el suelo o entre los excrementos de los animales, alguna gallina que se escapó a la calle picotea las espigas que pierden en ocasiones los carros, y sale cacareando alborotada perseguida de cerca por alguno de los perros que acompañan los carros, y más arriba, posadas en los cables de la luz, una nube de golondrinas ensordecen con sus trinos matutinos mientras se calientan al sol de la mañana. Alguna palabra, en ronca voz de hombre, rompe la armonía con un juramento que lleva el nombre de Dios en medio y algún restallido de la tralla sobre los lomos de las caballerías para animarlas en el esfuerzo y el clic- clic-croc-catacroc de las ruedas de ese carro se va alejando mientras por el principio de la calle se ve acercarse otro y después otro y otro.
¡Qué bonita estampa, repetida año tras año desde tiempo inmemorial!
Hoy, la técnica ha conseguido superar la producción de aquellos años y ha reducido una enormidad el esfuerzo de los hombres, pero también se ha llevado consigo la belleza de tantos momentos, aquellas estampas y hermosos sentimientos
¡Qué bonita estampa, repetida año tras año desde tiempo inmemorial!
Hoy, la técnica ha conseguido superar la producción de aquellos años y ha reducido una enormidad el esfuerzo de los hombres, pero también se ha llevado consigo la belleza de tantos momentos, aquellas estampas y hermosos sentimientos