Como os dije, tras la cena, salí a la calle y miré al cielo, y las estrellas estaban brillantes y bajas. Miré hacia poniente, y vi brillos muy potentes pero no vi la estrella de Navidad; después miré al este, lo mismo más o menos. El norte no era visible pues las farolas creaban una cortina de luz que impedía su visión, pero por el sur ésta era limpia y amplia. Del Gordo Vestido de Rojo o de su trineo, ni rastro, así que me temo que un año más se ha olvidado de mi; lástima, pues hubo un tiempo en que me caía simpático.
Hubo un momento en que por el sur me pareció ver que una estrella brillantísima se movía sospechosamente y después, al poco, vi un rastro de luz cual una larga cabellera flotando al viento, que se perdía en el horizonte.
¿Sería la estrella de Navidad?
No sé, porque después la vi brillando colgada sobre el Nacimiento.
Pero pedí un deseo: amor y paz en el corazón, para todos, los de buena voluntad y los otros.
Hubo un momento en que por el sur me pareció ver que una estrella brillantísima se movía sospechosamente y después, al poco, vi un rastro de luz cual una larga cabellera flotando al viento, que se perdía en el horizonte.
¿Sería la estrella de Navidad?
No sé, porque después la vi brillando colgada sobre el Nacimiento.
Pero pedí un deseo: amor y paz en el corazón, para todos, los de buena voluntad y los otros.